Muere Nati Mistral a los 88 años
La actriz y cantante compaginó el teatro y la canción y fue pionera de los musicales en España

A Mistral le derrotaron su versatilidad y sus últimas apariciones televisivas. Por la primera paseó su talento por el drama teatral, la comedia musical, la zarzuela, el teatro clásico, la música, el cine y los recitales poéticos. Y tanta capacidad influyó en que las nuevas generaciones le recuerden asociada al cine folclórico. Nacida como Natividad Macho Álvarez en Madrid en 1928, de su infancia decía recordar cómo había visto fusilar a miembros del Frente Popular, y por ello siempre fue franquista convencida. En los últimos años participó en diversos programas televisivos y aquí llegó su segunda derrota para la posteridad. De opiniones contundentes, sin filtro –“A mí no me calla nadie”-, se definía como “soy española, madrileña y monárquica, y presumo de muy derechona”. Aseguraba ser “más facha que nadie”, pidió en su momento a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que recurriera al ejército para limpiar las calles de Madrid o calificó a Pablo Iglesias, de Podemos, como “eso” o “el chico de las fotocopias”. Sobre la televisión creía que había terminado con los “actores de verdad”, porque hoy ninguno sabe “decir y sentir” un texto.

En el cine antes de irse había aparecido en Las inquietudes de Shanti- Andía (1947), La nao capitana (1947) o El tirano de Toledo (1952), y en dos grandes éxitos: María Fernanda, la Jerezana (1947) y Currito de la Cruz (1949), lo que la marcó como folclórica. A la vuelta, centrada en los escenarios, solo actuó en la gran pantalla en Mi calle (1960), de Edgar Neville, y en algunos otros papeles menores.
En los años sesenta, devino en presencia frecuente en las diversas revistas televisivas, donde interpretaba sus éxitos como Guitarra, dímelo tú, Yo vi llorar a Dios, No soy de aquí Mimosa, Rosa de Madrid, Monísima, El polichinela, Gracias a la vida, Sueño imposible y Balada para un loco.
Como actriz dramática protagonizó obras como, con la Compañía del Teatro Nacional, Antígona, Fuenteovejuna, Fortunata y Jacinta, Bodas de sangre y Divinas palabras. Y llegaron sus triunfos y reconocimientos: Premio Nacional de Teatro en 1997; el Premio Mayte de Honor en, 2006; o Premio José Isbert de Teatro de 2007, Nati Mistral sumó otras distinciones como el Lazo de Dama de la Orden de Isabel la Católica en 1964 o la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2007. Alejada de los escenarios españoles durante un tiempo, reapareció en 1983 con la obra Isabel, reina de corazones. En 1992, participó junto a Juanita Reina y Rocío Jurado, en Azabache, espectáculo representado en el auditorio de la Expo de Sevilla. Y en 1998 presentó Simplemente Lorca.
Entre sus últimos trabajos teatrales destacan La malquerida, La Celestina, y ya en este siglo La Dorotea, Inés desabrochada y La gracia que no quiso darme el cielo,collage dramatizado de diversos poemas de Cervantes.
Nati Mistral también hizo larga carrera en Argentina y México. En Buenos Aires fue empresaria de su propio teatro –el Avenida- junto al actor Alberto Closas. Y allí logró un prestigio merecido por sus recitales poéticos.
Viuda del industrial barcelonés, Joaquín Vila Puig, fallecido en 1995 y con el que se había casado en 1959, el matrimonio no tuvo hijos.