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Channel: MISCELÁNEAS CULTURALES
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Belkis Cuza Malé bajo los tilos*
Desde que yo vivía en México deseaba conocer a Belkis Cuza Malé y publicar algún artículo mío en su Linden Lane Magazine –antes, durante mis treinta y nueve años viviendo en Cuba, su nombre y el de Heberto Padilla nos fueron ocultados por el régimen castrista–, y cuando pasé la frontera para venir a los Estados Unidos estuve muy tentado de ir a Forth Worth a conocerla, pero el “sentido común” me hizo desistir de la idea, y vine directamente para Miami, donde comencé a leer sus artículos en el periódico el Nuevo Herald. Un comentario suyo acerca de “el exilio de terciopelo” –con el que me sentí aludido debido a mis seis años en México sin romper con el régimen de La Habana completamente– me hizo escribirle, y así iniciamos un intercambio “emailístico” que, para mi fortuna, fue in crescendo, y hasta le dediqué un poema, sin saber casi nada todavía sobre su leyenda personal –los cubanos oímos campanas a lo lejos, y somos capaces de hablar hasta de la altura del campanario– , pero le atiné en casi todo, como los lectores ahora podrán comprobar:
Es cierto que en Berlín/ existe ya una avenida umbrosa,/
del lado que fue rojo tras el extinto Muro,/pero tú,/
huyendo precisamente/de esas tristes sombras,/engendro caribeño/de un Hitler tropical,/
fuiste a refugiarte/a un camino de Texas,/de tilos refulgentes, /y una casa muy azul./
Heberto fue tu esposo,/el padre de tu hijo,/y el poeta difícil de la renunciación,/
sufriendo ambos la cárcel, /el duelo del destierro,/y el final de su amor,/pero,/
cual pitonisa de un futuro divino,/brillas hoy con luz propia,/en un juego de damas,/
que no acepta otro Rey/que no sea Jesús.
(En el camino hay un solo tilo, valga la aclaración)
Después de la publicación en el 2007 de su poemario La otra mejilla por la Editorial ZV Lunáticas, de la escritora cubana residente en París Zoé Valdés, el siguiente libro publicado por esa editorial fue mi Calentando el bate, dedicado a Heberto Padilla, donde aparece un poema mío a Heberto, además del dedicado a Belkis; todo ello sin plan aparente alguno, pero donde estuvo la mano de Dios para que finalmente nos conociéramos, y naciera entre nosotros una amistad a primera vista, que me enorgullece y que es hoy una de las más grandes alegrías de mi vida.
Esta incansable creadora guantanamera –poeta, novelista, pintora y promotora cultural–, que ya lleva casi treinta años editando ese monumento literario que es Linden Lane Magazine, y que como periodista sienta cátedra por sus inteligentes entrevistas a destacadas personalidades de las letras, es ahora la entrevistada por mí en la Tertulia de APOGEO, por lo que de verdad voy a “bailar en casa del trompo”:
–¿Qué tiene Guantánamo, que ha dado tantos escritores y artistas importantes a la cultura cubana, a pesar de ser una ciudad de provincia tan alejada de la capital?
– Supongo que son las aguas del río Guaso, que nos nutrió a todos, escritores y músicos. En Guantánamo confluyen diferentes generaciones de artistas, que extrañamente van a darle a la ciudad una fisonomía distinta. Cada uno de estos intelectuales y artistas deja un aporte valiosísimo, no sólo a la cultura local, sino a la de la isla.
Yo estudié un año, siendo aún muy niña, en la escuelita que quedaba en casa del poeta Regino Boti. Las hermanas de Regino Boti fueron mis maestras, pero no recuerdo si en efecto eran una o dos. Tengo entendido que mi abuela, siendo una niña, cursó estudios allí, de seguro que con familiares del poeta. Recuerdo en especial el jardín de la casa de Boti. Caminar por allí a la hora del recreo era para mí la felicidad. En aquel jardín descubrí la poesía.
– El 20 de enero, fecha en que te hago esta entrevista, es la fecha del nacimiento de Heberto Padilla, a quien hemos dedicado esta tertulia; ¿cómo conociste a Heberto, y cuál consideras que es su principal aporte a la historia y a la cultura cubana?
– A Heberto lo conocí el 6 de febrero de 1962, en la fiesta de los premios Casa de las Américas. Yo no había cumplido aún los veinte años cuando obtuve en ese concurso una mención con mi libro Tiempos de sol. Heberto había quedado finalista por El justo tiempo humano – un libro precioso– . El ganador resultó Fayad Jamís, quien presentó un libro de exaltación revolucionaria, típica de la época que vivíamos: Por esta libertad, que le valió el premio.
Yo vivía entonces en Santiago de Cuba, y tuve que recurrir a mi abuelo materno – un catalán establecido en Guantánamo, que apenas si hablaba español– para que me acompañase a La Habana, pues mi padre era mi estricto y no me hubiera permitido viajar sola.
El aporte fundamental de Heberto a la cultura cubana es haber traído a la escena una poesía que entonces no se hacía en Cuba, una poesía que se había nutrido sobre todo de la inglesa, pero de un modo nuevo, de la mano de la poesía rusa, que ya en las últimas décadas casi sucumbe a la tragedia de la Historia – fíjense que la puse con mayúscula– revolucionaria . La política asomaba la oreja, pero de un modo nuevo, y los poetas redimían su papel de burócratas oficialistas.
Fue Heberto el primero en abordar con su obra una temática nueva, y enfrentar así al naciente estado totalitario y la represión. Su denuncia de lo que estaba sucediendo abrió el camino y socavó los cimientos de la revolución. Y sus poemas fueron y siguen siendo proféticos. Ya nada fue igual a partir de Fuera del juego.
– Para mí tú eres la más fiel continuadora de esa tradición de revistas literarias cubanas que alcanzó su cénit con Orígenes, y como aquélla, has editado Linden Lane ya por casi 30 años sin ningún apoyo institucional ni de la clase rica cubana en el exilio; ¿qué te ha compulsado para poder imponerte por sobre esta desidia interminable, que logró acabar incluso con Orígenes en su momento?
– Como he dicho en varias ocasiones, Linden Lane Magazine es una misión que Dios me ha encomendado. De no ser así no se hubiese podido publicar ni un solo número, pues, ¿de dónde iba a sacar yo los $2,000 que costaba cada número, entre gastos de imprenta, de envío por correo y de typesetting?. Incluso llegué a publicar un número estando en España en 1983. Y sin que yo moviese un dedo las universidades de este país, las más importantes, comenzaron a suscribirse a Linden Lane Magazine, una revista diseñada, producida y dirigida por una mujer desde la mesa de su cocina.
La idea fue enteramente mía, aunque Heberto me secundó (más bien a regañadientes) y no tuvo otra opción que acompañarme a recoger los ejemplares a las distintas imprentas donde carenábamos buscando precios más bajos. En la imprenta del principal periódico de Princeton (The Princeton Packet) estuvimos publicando el primer año, pero era muy costoso y tuvimos que buscar otro sitio. Por eso nos fuimos hasta la misma ciudad de New York. Al final descubrimos que esa ciudad tenía las imprentas más baratas, pues por lo regular sus propietarios eran asiáticos enfrentados a la competencia. Pero debo añadir que nunca me resultó una tarea agobiante, a pesar de compartir mis horas de trabajo con las de periodista, poeta, ama de casa, madre y esposa. Fueron años muy productivos esos de los ochenta y los noventa, porque LLM fluía, y mi esfuerzo no era en vano. No sé cuántas veces nos mudamos, cuántos tropiezos existieron a lo largo de estos años, pero siempre había tiempo y espacio para el magazine.
Aunque debo recalcar que no fue fácil: el exilio cubano no ha aprendido de los ricos de este país, tan generosos para apoyar la literatura y las artes en general, ni ha considerado necesario – a pesar de todo su patriotismo– proteger la cultura, ni promoverla. La mayoría de las actividades que se realizan fuera de Cuba son por iniciativas personales, con un gran sacrificio por parte de todos.
Por eso yo soy la primer sorprendida cuando veo que tras casi treinta años de haber comenzado, LLM todavía existe, y son muy pocos los escritores cubanos en el exilio que no han publicado en sus páginas. Sin recursos aparentes, pero con la protección de Dios, LLM ha sobrevivido las más extrañas peripecias, y hoy ha entrado en la era moderna de la tecnología más avanzada. Gracias a un artículo que milagrosamente leí en The New York Times, me puse en contacto con una compañía, la HP, que publica ahora *en demanda*, y cuyas ediciones son de lujo. Hemos pues llegado a la calidad extrema, tras haber estado todos estos años publicando en forma de tabloide en news print, o papel gaceta; estilo que a mí en particular me gustaba mucho, pues estaba inspirado en el célebre The New York Review of Books, que dirige Robert Silvers.
Junto a LLM fueron surgiendo las ediciones LINDEN LANE PRESS, que ya llevan más de 18 títulos publicados, y que ahora también se han renovado, pues hemos comenzado a publicar a todo color y en ediciones de lujo.
–Belkis, tú y Heberto fueron los primeros “cimarrones” literarios que “huyeron” del control absolutista del estado, y los rancheadores de la uneac salieron enseguida a perseguirlos, cumpliendo órdenes de su mayoral; ¿estaban ustedes conscientes de que al escribir y publicar tú Juego de damas y Heberto Fuera del juego estaban en realidad jugando con un fuego que los podría quemar y marcar para siempre, como finalmente sucedió?
–Esos libros se escribieron sin otra intención que la de expresar lo que sentíamos en aquella época. Heberto estaba dispuesto siempre a manifestarse a través de sus poemas y opiniones, y solía decir que de lo único que podían acusarlo era de un delito de opinión. Pero aunque no era un hombre ingenuo, esta suposición sí que lo era, a pesar de que él conocía muy bien lo que significaba un régimen totalitario, pues había vivido y trabajado durante varios años en la Unión Soviética, a principios de los sesenta.
–Premonitoria siempre –por eso te llamo “nuestra pitonisa nacional”– , en tu poema Compro muebles viejos: sillas, camas, bastidores…, perteneciente a Juego de damas, escrito entre 1964 y 1968, afirmabas: … “y el nuevo propietario comienza a pensar /que él es el otro,/que todo lo que toca se convierte en sal y agua”…, como desgraciadamente ocurriría en realidad, porque ese “nuevo propietario” hasta la sal le llegó a racionar a nuestro pueblo; ¿fue una revelación de ese espíritu que siempre me dices que te habla, simple intuición femenina, o es que tenías información sobre lo sucedido en nuestros “países hermanos socialistas de Europa”?
–Ese poema y otros son intuitivos; claro, recogen el estado del alma de ese país, con sus miedos y desconciertos. Todo el libro Juego de damas es eso, la visión espiritual de lo que sucedía alrededor de la autora –yo–, que padecía entonces tanto como los personajes femeninos de ese libro, historias casi reales que yo transformaba en poemas; mi visión patética de la realidad, en versos directos, despojados de la palabrería al uso de cierta poesía cubana.
–¿Qué opinas sobre esa tendencia que prolifera actualmente de etiquetar la literatura como “feminista”,“homoerótica”, “lésbica”, etc.?
–Ya he dicho en repetidas ocasiones –pero claro, esto no significa que deseo imponer mi criterio a nadie– que la literatura es una, y no debe ser fragmentada en espacios absurdos. No existe una literatura femenina, lésbica, o teñida con el color de la piel o las ideas religiosas de los creadores. Eso es aislarse, encerrarse aún más en un círculo de automarginación. Existe la poesía y no se llama femenina, ni masculina, ni nada que se le parezca. Sólo eso, poesía.
–¿Quiénes son tus poetas y novelistas preferidos?
–Son muchos y variados los poetas que me alimentaron de muy joven. Yo diría que Pablo Neruda fue uno de los fundamentales en aquella época, al igual que César Vallejo, Arthur Rimbaud, Guillermo Apollinaire, Rainer María Rilke, en fin, como dije, muchos. Pero luego siguieron los poetas en lengua inglesa, esos poetas que vinieron de la mano de Heberto Padilla. Heberto fue mi maestro y su poesía para mí es fundamental en mi desarrollo.
Por entonces yo leía muchas novelas, muchas, pero las de Virginia Woolf eran mis preferidas, al igual que los cuentos de Katherine Mansfield y todas las obras de primera calidad de la literatura universal. Leía lo mismo a los rusos que a los franceses eternos.
Un novelista que influyó en mí fue Mihail Bulgakov con El maestro y Margarita, y también Carson MacCullers, con su mundo del sur americano.
–Comenzaste a publicar muy joven, y formaste parte del grupo de escritores de Ediciones El Puente, entre 1961 y 1965, además de ganar menciones en importantes concursos literarios en Cuba; ¿qué le aconsejarías a los jóvenes que hoy escriben y ansían ver publicadas sus creaciones literarias?
–A los jóvenes y a los menos jóvenes que intenten ser escritores, poetas, artistas, lo único que les recomendaría es que leyeran mucho. Que no dejaran de leer la Biblia, porque allí está todo, las historias más sorprendentes, y Dios, el creador del Universo, con sus mensajes extraordinarios llenos de sabiduría humana, que todo escritor debería conocer. Además, sobre todo, les recomendaría que vivieran a plenitud, que amaran, que tuvieran hijos, que cocinaran, que no dejaran de participar de las experiencias vitales que hacen posible la imaginación y la creación.
8 de marzo del 2011, Día Internacional de la Mujer
*Publicada en la Revista Hispano- Cubana No. 39, Madrid, España.

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Juego de humanos*
Cuando Belkis Cuza Malé, pitonisa por derecho propio de la cultura cubana, escribió su poemario Juego de damas entre 1964 y 1968, no podía imaginar que en 1971 el libro recién publicado sería “secuestrado” por la Seguridad del Estado del régimen de Fidel Castro, y desaparecido de los ojos de sus lectores potenciales hasta el año 2002, en que fue editado por Término Editorial de Cincinnati, Ohio, para fortuna de los amantes de la Poesía.
Y es que pocos autores y pocos libros pueden darse el lujo de esperar 40 años entre su creación y su difusión definitiva, sin que su discurso pierda frescura y eficacia, como ocurre felizmente en este caso.
Juego de damas parece acabado de escribir ahora mismo, como si Heberto y Belkis no se hubieran salido del juego castrista en 1968, ni tenido que pasar por las mazmorras de Villa Marista; Heberto durante más de un mes, a partir del asalto a su apartamento el 20 de marzo de 1971, por haber escrito su premiado libro Fuera del juego.
Es completamente irónico que ambos poetas usaran en sus dos libros la palabra “juego”, cuando debían haber sabido muy bien que si con algo estaban jugando era con candela, y no precisamente con fuego fatuo de las antiguas tumbas de esclavos cimarrones, palabra que me viene a la mente ahora por primera vez para calificar a Belkis y a Heberto, pues fueron ellos dos justamente los primeros “cimarrones” de la literatura cubana huyendo del control absolutista del estado, previsto ya por Virgilio Piñera en la reunión de los intelectuales con Fidel en 1961 en la Biblioteca Nacional, cuando el autor de Electra Garrigó declaró ante nuestro Saturno tropical “yo tengo mucho miedo”, y después le dijo a un enardecido Bola de Nieve “Bola se ha creído que es la mujer de Roberpierre”.
Claro que Virgilio pagó cara su osadía con largos años de ostracismo, y los rancheadores de la uneac salieron después a perseguir a nuestros dos primeros cimarrones literarios cumpliendo órdenes de su mayoral.
El caso Belkis-Padilla –porque aquí me permito editar la historia, que casi siempre ha dejado a Belkis de lado– fue un verdadero aldabonazo para la izquierda fascinada con el castrismo, y en 1980 el matrimonio pudo por fin abandonar el barracón.
Salvada la parte histórica, la poesía de Belkis Cuza Malé brilla con luz propia; no es ella una especie de luna que refleja los rayos del rey-sol Padilla, porque si deslumbrante es Fuera del juego, no menos fascinante y tremendo es Juego de damas, libro al que yo titularía El juego humano, para desenmarcarlo de cualquier intención sexista/feminista que el lector pudiera inferir de su título original, y que en realidad nada tiene que ver con el cliché del lugar común sobre la poesía femenina que la propia escritora aborrece.
Pero como también “las damas” es un juego de mesa, algo así como un ajedrez menor, no toquemos el título de Belkis para su libro, que es cualquier cosa menos “femenino”.
Juego de damas es un libro recio, contundente, auténtico; sin remilgos complacientes en su lenguaje, casi prosa a veces.
Dividido en tres partes totalmente asimétricas, abre el fuego con el bloque titulado Los fotogénicos, como el poema donde… “ninguno está seguro del otro,/ pero navegan,/navegan con la isla por todos los mares del mundo”, para continuar con un despliegue de imágenes audaces, desinhibidas, casi gráficas, pero sin llegar a porno…, porque no alcanzan a provocar lascivia por lo tremendo del drama subyacente: … “escucha mis quejidos, se asoma al ojo de la cerradura./Lo está mirando todo:/
tú, vestido,/yo, desnuda, estirándome como una garza/en la alberca”.
En el poema Fausto, la poeta apura la copa; empieza a quitar el pie del freno involuntario: … “¿Es que otros Faustos recorren la ciudad?”.
Toques surrealistas refrescan el viaje por el universo belkiniano; y hasta dan deseos de acompañarla cuando dice que “Rimbaud y yo nos hacemos al mar /en un gran elefante blanco”…
Ya en el núcleo del poemario, que también le da nombre al libro, cuando dice: … “No hay duda./ Alguien prepara su trampa,/está acechando con el ojo bueno,/ mientras juega a la zurda como un tahúr sin suerte”, Belkis se arriesga con la paranoia totalitaria, porque, pitonisa al fin, acertó en lo de “tahúr zurdo tramposo sin suerte”.
Culta pero sin pedantería, ese “Tu voz me sabe a Bach, /sube por mi boca,/toca mi sexo,/me desnuda”, me remonta a Carilda, por la calidad de las imágenes que convocan ambas cuando se las lee, no por semejanza, porque Belkis no es secuela de nadie, ni de sí misma, pues siempre se reinventa.
Sin ningún remilgo, se baja del pedestal barroco para “meter” una fase coloquial de barrio: “Caballero, ¿usted sabe lo que es comerse un cable?”, en su poema La mujer fatal.
En Están haciendo una muchacha para la época, ya anda Belkis desbocada dejándole rastros al futuro rancheador castrista: … “con mucha cal y pocas herramientas”.
En Retrato de una dama que ha perdido la ilusión, se debe haber disparado la alarma en la uneac contra esta dama, que no es coja ni boba, y mucho menos loca, aunque les haya roto el plan, y no me cabe duda de que Mujer desahuciada los debe haber sacado de quicio, al finalizar diciendo que … “No es posible apasionarse con nada,/ni siquiera con la pasión misma”.
Por si quedaran dudas de la eficacia del lenguaje poético de la “acusada” e interfecta poeta, en Crítica a la razón pura, Belkis se pone la soga al cuello cuando declama al final que … “Ella es la muchacha/ que ustedes necesitan destruir/para sentirse más fuertes”.
En el tercer y último bloque, titulado La rueda, Belkis comienza como a frenar, aunque en Los viejos incendiarios vuelve a clavar su culta pica en el lomo de la bestia, y la hinca todavía más en el poema En el museo de la vida, al cuestionarse, tras preguntar qué somos: “¿Conquistadores gloriosos del porvenir?”
Premonitoria siempre –por eso la llamo nuestra pitonisa nacional– , en Compro muebles viejos: sillas, camas, bastidores… afirma: … “y el nuevo propietario comienza a pensar /que él es el otro,/que todo lo que toca se convierte en sal y agua”…, como desgraciadamente ocurriría en realidad, porque ese “nuevo propietario” hasta la sal le tiene racionada a nuestro pueblo.
Finaliza el poemario con Grabado, y eso es justamente este libro, una visión impresionista de la realidad cubana de los años sesenta, con toques surrealistas y tono coloquial, que lo hacen un documento inapreciable para entender la doble paranoia del cubano después de 1959, sea o haya sido cimarrón o rancheador.
15 de julio del 2009
*Publicada en el Blog La Reina de la Noche, de Isis Wirth, el 17 de julio del 2009.

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Elvis Presley, santo y pecador

La leyenda del Rey sigue ocupando un lugar prominente en la cultura global

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Memphis, 16 de agosto de 1977. A pesar de los tres combinados de medicamentos que —como cada noche— ha ingerido, Elvis Presley no puede dormir. Comparte su cama de Graceland con Ginger Alden, su última novia, y no quiere molestarla. Se va al lavabo para leer La búsqueda científica de la cara de Jesucristo, un tomo de Frank O. Adams sobre la sábana de Turín.
Cuando Ginger se despierta, se inquieta: convendría que Elvis descansara ya que tiene que volar rumbo a la primera fecha de su gira. Entra en el cuarto de baño y Elvis yace en el suelo enmoquetado. Ya está frío, y los esfuerzos para reanimarle resultan inútiles. Caso raro entre los titanes del rock: muere con un libro en las manos.
Será precisamente en los libros donde se desarrolle la batalla por el alma de Elvis, nacido el 8 de enero de 1935, hace ahora 80 años. Requiere un serio esfuerzo imaginarlo, pero Presley vivió sus 22 años de estrellato en una discreta oscuridad. Es un artista que se manifiesta mediante discos, películas y —de forma regular, a partir de 1969— actuaciones. Pero, esencialmente, no se sabe ni lo que piensa ni cómo vive. No concede entrevistas confesionales como las de John Lennon para la revista Rolling Stone. No se manifiesta explícitamente sobre los conflictos que desgarran a su país.
Tardaremos años en conocer los detalles de historias tan extraordinarias como su visita, sin anunciar, a Richard Nixon en laCasa Blanca, donde se ofrece como agente secreto para combatir la subversión de los Beatles y otras luminarias de la contracultura. Sí es cierto que, unos días antes de su muerte, ya se ha publicado Elvis, What Happened?, crónica de la extravagante vida privada del Rey, firmada por tres antiguos miembros de su séquito, la llamada Memphis Mafia. En las décadas posteriores, prácticamente todas las personas que le trataron escribirán su libro: parientes, músicos, cocineras, ligues y hasta su peluquero californiano, Larry Geller, el hombre que le introduce en el esoterismo: el Antiguo Egipto, los sabios tibetanos, la teosofía, los apócrifos, los maestros de la India, la numerología, los rosacruces.
La muerte de Elvis alcanza dimensiones de tragedia global. Anteriormente, los decesos de famosos de la farándula se quedaban en las secciones de Sucesos, Obituarios o Espectáculos: con Elvis, saltan a la primera página de los periódicos, a la cabecera de los telediarios (proporciona un modelo de respuesta para el asesinato de John Lennon en 1980, aunque —bonita paradoja— ambos se detestaban). Es cuestión generacional: en 1977, los medios de comunicación están llenos de baby boomers. Admiradores y detractores, todos han crecido a la sombra de Elvis, discutiendo sobre el hombre y sus misterios. De alguna manera, coinciden en que se trata de una noticia que supera lo musical: consciente o inconscientemente, Presley ha transformado el panorama cultural, racial y moral de Estados Unidos.
Su caída puede ser interpretada en clave religiosa: el pecador en busca de redención, el cordero del sacrificio
La presencia de Elvis es tan monumental que hasta puede pasar inadvertida en su propio país: en el extranjero, donde nunca le han visto cantar, se entiende mejor su excepcionalidad. Son seguidores daneses los que comienzan, en 1975, a establecer su discografía y los detalles de sus sesiones de grabación; uno de ellos, Ernst Jorgensen, se convertirá en el archivero mayor del mundo de Elvis, responsable de preparar sucesivas cajas que le rehabilitan musicalmente, tras décadas de lanzamientos torpes por parte de RCA.
Hasta esa infausta noche de 1977, la mayor parte de los libros sobre Elvis pertenece a la categoría de literatura para fans. Una excepción es la voluntariosa biografía de Jerry Hopkins, publicada por vez primera en 1971 (con dedicatoria ¡para Jim Morrison!). En el campo de lo que ahora llamaríamos estudios culturales, urge destacar ‘Presleíada’, ensayo incluido en Mystery train. Imágenes de América en la música de rock & roll (última edición española en Contraediciones, 2013), de Greil Marcus. Son críticos de rock enfrentados al dilema de explicar a Elvis desde una sensibilidad generacional que el propio artista ni reconocería ni comprendería.
Ni Hopkins ni Marcus imaginan que, tras la muerte, el culto de Elvis Presley le transformará en una especie de santo de nuevo cuño, canonizado por voluntad popular; aunque Greil sí estudiará más adelante esta obsesión colectiva y, específicamente, los rastros del cantante en la odisea política de Bill Clinton, otro sureño de sangre caliente.
Millones de estadounidenses se reconocen en la pasmosa ascensión del cantante. De todas sus posibles lecturas, prefieren la que potencia el sueño americano. El mito de Estados Unidos como tierra de las oportunidades: un muchacho pobre y sin educación, hijo de un presidiario, que se construye un personaje rutilante; un paleto nada intimidado a la hora de tratar con presidentes y figuras de Hollywood. Su caída puede ser interpretada en clave religiosa: el pecador en busca de redención, el cordero del sacrificio, el mártir que nos previene contra nuestros peores impulsos.

Una herencia controlada

Con más de 2.000 títulos contabilizados, la bibliografía de Elvis es como una farmacia del siglo XIX: se confunden los remedios probados con los medicamentos engañabobos y los productos verdaderamente tóxicos.
No existe nada parecido en la abundante producción audiovisual alrededor de Elvis. El control de las grabaciones y los derechos editoriales de muchas de las canciones, reforzado por medidas legislativas concebidas para evitar que lo esencial de su discografía pase al dominio público, han permitido que los herederos impidan los retratos poco favorecedores en cine y televisión.
Elvis es big business. Gana ahora más dinero que cuando estaba vivo y sufría las exacciones del Coronel Parker —que se llevaba el 50% de los ingresos— y sus opciones cortoplacistas. Su carrera póstuma es hoy responsabilidad del gigante Core Media Group, que en 2005 adquirió el 85% de Elvis Presley Enterprises a la hija, Lisa Marie. Eso incluye la explotación de Graceland; sin embargo, la mansión y todo lo que contiene todavía pertenecen a los Presley.
Esta grey debe enfrentarse enseguida con un hereje, neoyorquino y encima judío. En 1981, llega Elvis, de Albert Goldman, una ofensiva en todos los frentes. Goldman desprecia el talento musical de Presley, al que considera un simple imitador de los artistas negros; le retrata como una criatura de psique frágil y sexualidad compleja que sencillamente enloquece con la fama. Por si no fuera bastante, arremete contra lo que Elvis encarna, como representante del proletariado blanco del Sur rural.
Con todo, Goldman ofrece un purgante contra los excesos hagiográficos del universo de Elvis. Descubre, además, la falsedad esencial del Coronel Tom Parker, para siempre paradigma delmanager funesto: toma una serie de decisiones miopes que están a punto de hundir la trayectoria musical y las finanzas de su protegido. Goldman avisa que muchas de esas monumentales meteduras de pata (las películas infames, la negativa a actuar fuera de Estados Unidos, el malvender los futuros royalties por una cantidad fija) podrían responder a la falta de escrúpulos del Coronel, su ludopatía y su pequeño secreto: nacido en Holanda, de verdadero nombre Andreas Cornelius van Kuijk, es un inmigrante ilegal que no se nacionaliza en Estados Unidos, quizás para esquivar los impuestos.
El libro de Goldman, que luego publicará otro texto complementario,Elvis: The Last 24 Hours, es atacado incluso en los puntos de venta: se reportan numerosos casos de ejemplares manchados o desgarrados. En verdad, el mejor contraataque es la magna biografía de Peter Guralnick, dividida en dos tomos, Último tren a Memphis yAmores que matan (aunque publicado inicialmente por Celeste, se puede encontrar en librerías españolas en la edición de Global Rhythm).
Guralnick contextualiza a Elvis en los Estados Unidos que le tocó vivir y analiza rigurosamente tanto la vida privada como el proceso creativo. Detecta también una inseguridad subyacente en Elvis, una percepción de sus propias carencias. Esa infelicidad ha alimentado una plétora de teorías disparatadas, que implican al FBI o la Mafia e insisten en que escenificó su muerte para escapar y disfrutar de una existencia anónima.
Abundan los libros que parten de esa entelequia. Gail Brewer-Giorgio comenzó con una novela sobre un tal Orión, una superestrella que finge su muerte. Posteriormente, cuenta, es contactada telefónicamente por alguien que habla exactamente como Elvis. Uno de sus libros, ¿Está vivo Elvis?, fue editado en España (Plaza & Janés, 1988) con una casete que supuestamente contiene la voz de Presley en la clandestinidad. Una periodista de origen cubano, Belkis Cuza-Malé, ha publicado La tumba sin sosiego, donde explica que Elvis actualmente se hace llamar Jon Burrows y vive en Fort Worth (Texas).
Una obsesión tan persistente que Nik Cohn, el británico autor deFiebre del sábado noche, lleva a su inevitable conclusión. En un relato publicado en junio de 2007 en The Observer, Cohn localiza al antiguo ídolo en un pantano de Luisiana: Elvis tiene 72 años… y un incurable cáncer de próstata. Sigue a continuación lo que, a pesar de que estemos en el territorio de la ficción, es seguramente la mejor entrevista concedida por Elvis.
 TOMADO DE: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/01/02/babelia/1420204825_476049.html

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El cantante Demis Roussos muere a los 68 años en Atenas

El popular músico griego vendió 60 millones de discos en todo el mundo

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Imagen de Demis Roussos en un concierto en Rotterdam en 1984. / ROB VERHORST (REDFERNS)
Durante el pasado fin de semana, pinchaban música griega en las emisoras españolas, por aquello de ambientar la actualidad política; hubiera sido un buen momento para recordar a  Demis Roussos. De verdadero nombre Artemios Ventouris Roussos, el cantante moría en la mañana del domingo en un hospital ateniense, con 68 años.
 Cierto, las baladas de Roussos no encajaban demasiado con el drama electoral griego. Pero era el paradigma del artista periférico que supo adaptarse a las necesidades del mercado paneuropeo: a partir de 1971, grabó en inglés, francés, español, alemán, italiano, portugués y otros idiomas. También se apuntó a los duetos, con Vicky Leandros o Florence Warner.
La suya fue la historía de una constante reinvención. Nacido en Alejandría en 1946, el chico pronto exhibió sus poderes interpretativos al frente de un coro ortodoxo. La familia Roussos dejó Egipto tras la frustrada invasión del canal de Suez por fuerzas británicas y francesas. En Grecia, el joven Roussos vivió la fiebre de los conjuntos pop: sus cuerdas vocales se adaptaban a la música más negroide. En 1967, recogiendo el espíritu del momento, formó Aphrodite’s Child, en compañía de tres músicos inquietos, incluyendo a Evangelos Papathanassiou, más conocido como Vangelis.
En Aphrodite’s Child, Roussos cantaba y tocaba el bajo. El grupo comprendió que no iba a prosperar en la Grecia de los coroneles, que ni siquiera toleraba las melenas masculinas. Emigraron a Londres pero, rechazados en la frontera del Reino Unido, se instalaron en París. Allí grabaron en 1968 Rain and tears, un tema basado en elCanon de Pachelbel, hecho a medida para el fenómeno de la chanson slow. Efectivamente, fue un impacto en toda Europa, aunque apenas se beneficiaran económicamente: acuciados por las circunstancias, firmaron uno de aquellos contratos despiadados, tan típicos de la época.
Aphrodite’s Child tenía el alma dividida. Vangelis prefería los meandros del rock progresivo y el trabajo en el estudio: el disco final del trío, publicado en 1972, era un doble álbum inspirado por elApocalipsis de San Juan, titulado 666, con una intervención orgásmica de la actriz Irene Papas, aunque la canción más duradera resultó ser The four horsemen. Por su parte, Roussos ya había comenzado su trayectoria como solista, que acentuaba las baladas. En realidad, la relación con Vangelis no se rompió: Demis puso voz al tema principal de Carros de fuego (1981) y al año siguiente colaboraría incluso en la banda sonora de Blade runner. El teclista le acompañaría en aventuras como Reflection (1984), un recorrido por el cancionero estadounidense.
Pero volvamos a los primeros setenta. Demis y su discográfica, Phonogram, intuyeron que había demanda de un europop pensado para el gran público internacional. Algo parecido pensaban los suecos de Abba. A diferencia de ellos, Roussos alardeaba de denominación de origen: inicialmente, colocaba el buzuki en medio de melodías soleadas. Temas como Mañanas de terciopelo sugerían un Mediterráneo que recuperaba una sensualidad bizantina. Se trataba, que conste, de una composición del ateniense Lakis Vlavianos, que escribiría varios de sus grandes éxitos.
Ayudaba la imagen de Demis, a medio camino entre un gurú del amor y un pope renegado: hirsuto, sonriente, carnes abundantes cubiertas por un caftán. Un bon vivant: mi único encuentro con él tuvo lugar en un fabuloso restaurante indonesio de Amsterdam; aunque el local estaba en una calle peatonal, a Demis se le permitió acceder en un Rolls Royce blanco. Explicaba que viajaba demasiado para luego privarse de las delicias de cada país.
La obesidad se convertiría en un verdadero problema: llegó a bordear los 150 kilos. En 1980, inició una dieta con buenos resultados: publicaría luego libros como Cuestión de peso y La dieta disociada. Se convirtió en, ay, un personaje parodiable: esa etapa coincidió con un descenso de su popularidad y episodios de depresión. No ayudó el hecho de que, en 1985, viajara en un avión secuestrado por miembros de Hezbolá, un episodio que le hizo replantearse sus objetivos vitales.
En las últimas décadas trabajó mucho por los países emergentes, desde Rusia a Brasil: su romanticismo heleno no tenía fecha de caducidad. Musicalmente, probó con las músicas étnicas y las partituras clásicas (grabó un fragmento del Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo). Muy marcado por la cultura francesa, también lanzó Inmortel, con joyas de la chanson, y adaptó a poetas como Baudelaire. El recopilatorio The phenomenon, una coleccción de cuatro CD publicada en 1998, revelaba que Roussos, aunque habitualmente cedía al mínimo común denominador, nunca renunció a los experimentos y los caprichos.
TOMADO DE: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/01/26/actualidad/1422272800_214662.html

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My name is Manuel Paneque Lahenz and I am a Cuban musician, Guitarist, Laudist and Director of music bands. I had the opportunity and honor of being the first graduate of Laud of the National School of Arts (Escuela Nacional de Artes) of Habana, Cuba. By the time I have developed a signicative career as a concert musician and University Proffesor.

I hereby send you the present letter with the attencion to be examined from you the posibility to perform a Solo Concert of Laud, interpreting antique music, as by the time I am realising a National and International Tour that I began in 2013 at the Baranda Theater of Bogota and during this tour there have been presentations at the Teresa Cuervo hall of the National Museum, at the Music Halls of Prestigious Universities as The National University of Colombia (Universidad Nacional de Colombia), Los Andes, Javeriana, Universidad Pedagogica and also at Famous Theaters of cities like Medellin, Cartagena, Cali, Salamina-Caldas among others. Meanwile my concerts in Colombia I realise concerts in Panama, Spain, USA, Cuba and always being stand by to confirm more places.

The concert have been very welcomed, due to that the Laud Contralto is a music instrument with very particular sonority, very little known and that shows his sound posibilities within a repertory that covers a very extended part of the music history and that is why this proposition is one of the few of this type in the World. The concert that is presented is recorded by the recognised Cuban producer Yalil Guerra, winner of the 2013 GRAMMY, at the RYProductions Studios, California USA.

Herewith the Laud concert offer, I send you a review, posters, the interpretation programm and some links where you could see some of my works.

Best Regards

Manuel Paneque Lahenz



Cordial saludo.

Mi nombre es Manuel Paneque Lahenz, soy músico cubano, guitarrista, Laudista y director de conjuntos musicales. Tuve la oportunidad de ser el primer graduado de Laúd de la Escuela Nacional de Artes en La Habana, Cuba.  He desempeñado una carrera significativa como concertista y  docente universitario. 

Le envío la presente propuesta carta con la intención de que sea evaluada por usted la posibilidad de realizar un concierto en Laúd solo interpretando un repertorio de música antigua. Me encuentro realizando una gira que comencé en 2013 en el Teatro La Baranda de Bogotá, Colombia y que ha contado con presentaciones en la sala Teresa Cuervo del Museo Nacional, en la salas de música de prestigiosas universidades como la Universidad Nacional de Colombia, Los Andes, Javeriana, Universidad Pedagógica y también en famosos teatros de ciudades como Medellín, Cartagena, Cali, Salamina-Caldas, entre otros. Además de los conciertos en Colombia he realizado en Panamá, Cuba, Ecuador, y desde abril estaré realizando conciertos en ciudades como Los Ángeles y Miami, en EE.UU..

El concierto ha tenido una magnífica acogida, pues el Laúd contralto es un instrumento musical con una sonoridad muy particular, muy poco conocido, y que muestra sus posibilidades sonoras con un repertorio que abarca una gran parte de la historia musical, y es así una de las pocas propuestas de este tipo en el mundo. El concierto que se presenta se está grabando con el reconocido productor cubano Yalil Guerra, ganador del Grammy 2013, en los estudios RY Productions, en California. 

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Bécquer se deshace de su leyenda

La vida y la obra del escritor sevillano, un periodista que soñó con la gloria

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SCIAMMARELLA
“Los invisibles átomos del aire / en derredor se agitan y abrillantan (No, “en derredor palpitan y se inflaman,”) / el cielo se deshace en rayos de oro, / la tierra al respirar arroja llamas (No, “la tierra se estremece alborozada”) / Oigo flotando en mares de armonía”. (No, “Oigo flotando en olas de armonía”. No, “Oigo vibrar en olas de armonía”. No, “Oigo flotando en olas de armonías”).
Silencio. Es Bécquer, domando las palabras. Vuelve para aclarar su verdadera vida envuelta en mitología romántica y malentendidos que lo ungieron en escritor maldito, para susurrar sus rimas en el orden en que él las quería pero que sus amigos cambiaron creando la idea falsa que se ha popularizado, y para contar lo que esconden sus leyendas en prosa con las cuales abrió una ruta para la literatura contemporánea.
Gustavo Adolfo Domínguez Bastida Bécquer (17 de febrero de 1836-22 de diciembre de 1870) es el gran poeta del tardorromanticismo español e iniciador de la modernidad que desde muy pequeño tiene de su parte la leyenda de artista malogrado (con su hermano Valeriano quedan huérfanos de padre a los 6 años y de madre a los 11). Pero ya de joven sueña con el éxito literario. Y lo que hace, en realidad, es ser un buen periodista que siembra su gloria en los recreos que le dejan su oficio, sus dibujos y sus embelecos políticos.
Así aparece en Rimas. Leyendas y relatos orientales, un volumen crítico bajo la edición de María del Pilar Palomo y Jesús Rubio Jiménez, que publicará la Fundación José Manuel Lara. Aquí se desmonta la imagen de creador atormentado, al ser un compendio de diversos estudios y biografías que aspira a ser la edición canónica sobre el escritor sevillano.
'Rimas. Leyendas y relatos orientales',  es una edición de María del Pilar Palomo y Jesús Rubio Jiménez
Deja claro qué es vida-verdad y qué es literatura-mito en los 34 años, 10 meses y 5 días que vivió. Un tercio del tomo son estudios preliminares que esclarecen ese fin. Le siguen las 79 rimas con pie de página que rastrean cada una de sus variantes e incluso, algunas, dan cuenta del soplo de inspiración:
“Rumor de besos y batir de alas… (No, “rumor de besos y batir de alas;”)
Mis párpados se cierran… —‘¿Qué sucede?
¿Dime?’... —‘¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!”.
Eso exclama Bécquer en la rima 46, que condensa su concepción de la vida y de la literatura, y una de las que sirvió para alentar su mito de autor bohemio, pobre, infeliz y en desencuentro con la existencia, la suerte y los sentimientos.
Una imagen que no lo refleja ni como escritor ni como hombre, según Ignacio F. Garmendia, editor del libro. Lo fundamental es que “con él empieza la modernidad. Juan Ramón dejó claro que Bécquer es el iniciador entre nosotros de la poesía contemporánea, y Cernuda destacó su papel como creador del poema en prosa”.
Ese gran salto en pos del sueño de gloria lo da en otoño de 1854, cuando viaja de Sevilla a Madrid. Tiene 20 años. Allí se casará con Casta Esteban en 1861, tendrá dos hijos, se separará y trabajará en diferentes periódicos. Esa es su vida. “Un periodista respetado en medios como El Contemporáneo y La Ilustración de Madrid que cuando es nombrado censor de novelas consigue un trabajo bien pagado y de cierta importancia política que le permite moverse entre la clase de buenas condiciones”, cuenta Rubio Jiménez, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza y autor de La fama póstuma de Gustavo Adolfo y Valeriano Bécquer.
Esta edición críticva recupera el orden que el poeta dio a sus rimas donde no hay un ciclo biográfico como una historia de amor
Algo de su sueño atisba en vida con la publicación de varias rimas y leyendas en diarios, pero lo cierto es que no logra recopilar en un volumen toda su obra, recuerda Pilar Palomo (una de las mayores expertas en Bécquer y quien fuera decana de la Facultad de Filosofía y Letras de Málaga y directora del Departamento de Filología Española III de la Facultad de Ciencias de la Información y docente en esta misma facultad). Bécquer lo intenta en 1868 con Libro de los Gorriones, que entrega al ministro Luis González Bravo; con la mala suerte de que se pierde cuando la casa de su protector es asaltada en los disturbios que derrocan a Isabel II.
Quedan dos años para que nazca la leyenda. En su entierro, sus amigos deciden cumplir su deseo de publicar su obra. Lo hacen en 1871 alterando el orden de las rimas. Las reordenan en un ciclo biográfico que confunde vida y literatura al crear una historia artificial de teoría, amor, desengaño y muerte.
Es la versión que se populariza y contribuye a la falsificación y angelización de Bécquer. La fuerza del mito es tal que no importa que en 1914 Franz Schneider diera a conocer Libro de los Gorriones,del cual Pilar Palomo hace una de sus ediciones en 1977. En este volumen ella insiste en presentar las rimas como Bécquer las concibió. Una sucesión que refleja el pulso natural de la vida, “los avatares sin un orden preestablecido”.
Para él, como para los grandes, el poeta es el amante y la poesía la amada, afirma Palomo: “Siempre es una amada imposible. Si Bécquer, Petrarca o Dante no la tienen, se la inventan, porque necesitan apresar ese amor”. Ahí está para desmontar parte de esa leyenda el celebérrimo:
“¿Qué es poesía? Dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul;
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
 Poesía… eres tú”.
La gente cree que es inspirado en alguien pero es una metapoesía, explica Palomo. Nadie dice que él no fuera proclive a enamorarse, pero esos primeros poemas son metaliterarios, de lo contrario no sería el creador de la poesía moderna, en la línea de los simbolistas franceses, asegura la experta. Recuerda que “lo primero que tiene que hacer el poeta es sentir la poesía, y quien la escribe tener una mente lúcida porque es un problema del lenguaje. Se escribe con la razón”. Bécquer lo dice en Cartas literarias a una mujer: “Yo cuando siento no escribo”. Y cuando lo hace se libera de prejuicios:
“¡Llora! No te avergüences
de confesar que me has querido un poco.
¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre… y también lloro”.
Dos años después de los disturbios de 1868, con el libro soñado perdido, en medio de vaivenes políticos y económicos y ya divorciado, muere su hermano en septiembre de 1870. Desolación. Llega el otoño, y Bécquer ejerce de reportero con la ruta de tranvías tirados por caballos que pone a Madrid en el futuro, y a él, camino de la muerte. Es un día polar. Va a la Puerta del Sol, toma un tranvía y se sienta en la terraza descubierta de uno de los coches rumbo a su casa, en la calle de Claudio Coello. Madrid moderno. Modelo de los coches del tranvía que ha de cruzar la población, titula un artículo el 12 de noviembre. Cae enfermo de una bronquitis, él, que padeció de tuberculosis y reforzaba sus pulmones en los mares del Cantábrico. El 20 de diciembre quema su correspondencia. Dos días después hay un eclipse total de sol. Hacia la una de la tarde, dicen que sus últimas palabras fueron: “Todo mortal”. Nace la leyenda.

Desmitificación y modernidad

El libro de Bécquer de la Fundación José Manuel Lara se basa en documentación administrativa para fijar con precisión los datos, y en la correspondencia, que ofrece aportaciones de los últimos años. Por ejemplo ayudan, según Jesús Rubio, uno de los autores, a aclarar cuál fue su relación con Julia Espín, “más allá de suposiciones imaginativas. Se añade la mención del último hallazgo becqueriano: su trabajo como libretista junto con Luis García Luna en la zarzuela inacabada El talismán,que ofrece la particularidad de que el músico fue el padre de Julia Espín, Joaquín Espín”.
Si las Rimas recuperan el orden concebido por Bécquer, para las Leyendasse ha procurado tener a la vista todas las que salieron en prensa de la época y alguna que no se ha tenido en cuenta, 15 más tres relatos orientales. El libro proporciona claves de lectura que inciden en la modernidad del autor sevillano: “Que radica en su carácter fantástico y en el diálogo que establece con las artes. Escribe como un pintor, cuidando la plasticidad y la musicalidad. Prosa que se acerca al poema, que es más del dominio de la lírica”, dice Rubio. La tarea pendiente sobre Bécquer, dice Pilar Palomo, es su faceta de periodista.
TOMADO DE:http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/14/actualidad/1426342897_002540.html

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Günter Grass: “El dolor es la principal causa que me hace trabajar y crear”

Transcripción de la entrevista inédita que EL PAÍS le hizo al autor de 'El tambor de hojalata' en su casa de Lübeck el 21 de marzo

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Günter Grass, testigo incómodo del siglo XX, el autor de El tambor de hojalata, ha muerto en un hospital de Lübeck, donde residía. Nació en Danzig, que ahora es Polonia, hace 87 años; obtuvo el premio Nobel de Literatura y el Príncipe de Asturias de las Letras en 1999, por el conjunto de una obra en la que ofreció su incómoda memoria de un siglo de guerras en una de las cuales, la segunda guerra mundial, participó como soldado de las SS. Este episodio, desatado cuando publicó sus memorias (Pelando la cebolla, 2007),ensombreció su vida de entonces; a pesar de que en obras suyas anteriores había contado esa pertenencia a las fuerzas armadas de Hitler cuando era un joven de dieciséis, fue esta última revelación la que agitaron en Alemania y en el mundo. Se despertó de ese estado de zozobra y siguió escribiendo y pintando. Ahora estaba a punto de publicar un libro de poemas, dibujos y narraciones.
Lo vimos por última vez en su casa de Lübeck, junto a su esposa, Ute, el 21 de marzo último, una tarde en la que él se mostraba alegre y dicharachero; no quería hablar de política, pero en seguida se puso a hablar de política, bajo los cuadros negros de Goya que ordenaban su cabeza cuando se ponía a cumplir con su vieja vocación de artista de todos los géneros que se cumplen en soledad. Grass ya necesitaba ayudarse de un respirador, pero fumaba en pipa, como en sus autorretratos; se mostraba jovial y alegre, preocupado por el estado del mundo, por la vuelta de la maldad a situaciones que recordaban lo peor de la Edad Media, y convencido de que sólo la unión de Europa, el conocimiento comprometido de la realidad de otros iba a levantar el ánimo de una humanidad cuyo siglo XX, que él retrató con melancolía en Mi siglo (1999), había sido alimento cruel o gozoso de su alma que a veces era, también, la de un niño que vivió pendiente de su madre y que, al final de su vida, contaba ese desprendimiento con ternura y sentimiento de soledad. En la conversación que tuvimos hace menos de un mes, y que aquí se publica íntegra, nos ayudó Grita Löbsack, intérprete y amiga suya, esposa de Miguel Sáenz, el académico y traductor de la mayor parte de sus obras.
Cuando acabó la conversación, Grass nos devolvió con él a su casa solitaria, donde su mujer, Ute, que en los últimos meses estuvo más delicada de salud que él, nos había preparado algunos dulces cuya receta les había dejado el primer marido de Ute Grass, que acababa de estar con ellos. A él le hizo mucha ilusión que nosotros le lleváramos jamón serrano, cuyas piezas grandes a él le recordaban las mandolinas italianas (de hecho, cuando estaban enteros, él simulaba tocarlos como si fueran instrumentos musicales), y rio como si fuera a vivir siempre. Hizo planes hipotéticos, como por ejemplo volver al Círculo de Bellas Artes de Madrid, a exponer sus cuadros, pero una pulmonía que lo llevó al hospital acabó con una vida pletórica de hechos y de libros, y también llena de la incertidumbre general que hizo tan triste el siglo XX. Antes de que esta conversación que se transcribe a continuación tuviera efecto, cerca de los cuadros negros de Goya, el escritor más político del siglo XX alemán nos dijo: “Pero, ¿vamos a seguir hablando de política?” Él mismo había iniciado una conversación sobre la actualidad política cuando aún estábamos en el saloncito de su casa; pero le hicimos caso: “No, si nosotros habíamos venido a hablar de poesía”. Y no pasaron dos minutos hasta que Grass regresó, cómo no, al territorio en el que desarrolló su vida: la mezcla abrumadora de la política y la poesía.
PREGUNTA. Como ser humano, ¿qué le da la escritura diaria de poesía?
RESPUESTA. Mi primer libro salió en los años cincuenta y fue un libro de poesía con dibujos. Solo más tarde empecé a escribir la novela El tambor de hojalata. En aquella época estaba en Berlín estudiando escultura. Escribía una novela y cuando la acababa tenía que cambiar de medio. En ese momento era la poesía, porque me daba cuenta de que al identificarme con tantas figuras de las novelas me alejaba de mí mismo. Y quería volver a mí mismo, y medirme también conmigo mismo en cierto sentido.
P. Y dibujaba.
R. Cuando dibujaba mucho tiempo tenía que volver a las palabras, a la poesía. Intentaba volver a reencontrarme, y a encontrar también el lugar en el que estaba porque toda mi actividad anterior me alejaba de mí mismo.
P. ¿Qué encuentra cuando vuelve a sí mismo?
R. En los años 50 y 60 tuve que llevar gafas y escribí un poema en el que aludía al asunto En ese poema digo que todo es más preciso pero está en oblicuo, que las impurezas se ven con más exactitud. Y a lo largo de los años también me doy cuenta del proceso de envejecimiento, de que hay cierta fatiga de los materiales del cuerpo y de que hay que acudir a un taller de reparación. También adquiero la conciencia de que todo es finito.
P. ¿Siempre tuvo esa impresión, también en su juventud?
R. Para mí estuvo clarísimo muy pronto, porque filosóficamente no estaba bajo la influencia de Heidegger sino de Camus. Es decir, que vivimos ahora y tenemos la posibilidad de hacer algo ahora con nuestra vida. Es El mito de Sísifo, que conocí después de la guerra. Con el transcurso de los años me di cuenta de que tenemos la posibilidad de la autodestrucción, algo que antes no existía: se decía que la Naturaleza era la que la producía las hambrunas, las sequías, algo cuya responsabilidad estaba en otra parte. Por primera vez somos responsables, tenemos la posibilidad y la capacidad de autodestruirnos y no se hace nada para eliminar del mundo ese peligro. Al lado de la miseria social que hay por todas partes ahora tenemos el problema del cambio climático, cuyas consecuencias ni siquiera tenemos en cuenta. Hay una reunión tras otra y la problemática sigue igual: no se hace nada.
P. Y los problemas aumentan.
R. Debemos añadir a eso el problema de la superpoblación. Todo junto me hace darme cuenta de que las cosas son finitas, de que no tenemos un tiempo indefinido. Si tenemos en cuenta el tiempo de existencia de nuestro planeta, sólo nos queda reconocer que somos unos invitados que pasamos un tiempo corto y muy determinado en este mundo y que lo único que dejamos atrás es la basura atómica. Si algún día alguien quiere saber qué es lo que hemos hecho lo que nos caracterizará será la basura atómica... En los años 70 y 80 escribí dos novelas épicas, El rodaballo y La ratesa; la capacidad del hombre para autodestruirse de la que hablo está reflejada en esas novelas.
P. No hay un solo libro de prosa entre los suyos que no vaya hacia el centro de su propia vida, desde El tambor de hojalata hasta Pelando la cebolla o A paso de cangrejo…La ficción le sirve para contar su realidad por dentro…
R. Sí, y por eso quiero decir que este nuevo libro que va a salir en otoño es de textos breves en los que quiero mostrar la relación intensa entre la prosa y la lírica. Los germanistas normalmente separan entre géneros. Yo los quiero ver juntos porque creo que tienen relación: los límites entre la prosa y la lírica para mí no están definidos, están diluidos.
P. ¿Esa combinación le permite decir mejor lo que le pasa?
R. De mi madre he heredado dos talentos: para mí nunca fue un problema seguir una cosa y abandonar la otra. Entendí que tengo dos talentos, y que con mucho trabajo tengo que desarrollarlos e intentar expresarme a mí mismo partiendo de los dos. Elegir entre una cosa u otra no ha sido una alternativa sino un enriquecimiento. Por ejemplo, si escribía durante mucho tiempo tenía la sensación de que la escultura me hacía mucho bien porque sentía que expresaba algo de todos los lados a la vez, algo que estaba dentro del espacio. Muchos poemas empiezan con un dibujo; cuando tengo la idea de una metáfora la plasmo sobre el papel y luego intento pasarla a dibujo para ver si se sostiene o no. En Hallazgos para no lectorespintaba unas acuarelas y cuando aún no estaban secas ya empezaba a escribir poesías de cuatro o cinco líneas. Este es un buen ejemplo de cómo las disciplinas (la pintura, la escritura) se mezclan y se enriquecen mutuamente.
P. Humanamente, ¿qué significa el trabajo para usted?
R. Usted ha leído mis libros y sabe, como cuento en Pelando la cebolla, que a los 16 años pude sobrevivir por mera casualidad; en el plazo de tres o cuatro semanas, en la guerra, tuve cinco o seis posibilidades de sucumbir como muchísimos de mi edad. Estoy consciente de ello hasta hoy. El hecho de que trabaje lo máximo posible me sirve para probarme a mí mismo que he sobrevivido, que existo y que sigo viviendo, que estoy vivo.
P. Antes nombró a Camus. La obra de Camus es una explicación o expiación del dolor, una busca de la supervivencia a través de la literatura. ¿A Camus lo aprecia por esa misma actitud?
R. El ensayo sobre el mito de Sísifo describe el trabajo, lo horrible que es subir la piedra sabiendo que no sirve para nada porque la piedra va a volver a caer; sin embargo, Sísifo no tiene otra posibilidad más que subirla porque si no se quedaría sin función. Camus termina este ensayo diciendo que se puede considerar que Sísifo era un hombre feliz… Esto para mí era muy importante, una nueva interpretación del mito realmente muy excitante: toda la causa en el fondo es el dolor. Cada persona tiene su propia situación y yo me di cuenta de que no sólo podía expresarme artísticamente sino que tenía que tratar unos determinados temas, el de mi juventud, el de la capitulación absoluta de Alemania, con la destrucción total de todas las casas pero también con el desmoronamiento de las personas…
P. Una historia de dolor…
R. Durante toda mi vida, y hasta hoy, esto sigue igual. Y lo increíble es que Alemania es una historia sin terminar, porque el Holocausto y el genocidio, estos horribles crímenes, constituyen una historia que no acaba nunca. Ahora lo vemos en Grecia: nos enfrentamos otra vez con el problema de los horrores causados por los soldados alemanes durante la ocupación… Esa historia nos sigue y nos sigue… Así que vuelvo otra vez al tema del dolor de Camus: el dolor es la principal causa que me hace trabajar y crear.
P. Camus tiene esta frase: “El sol que reinó sobre mi infancia me privó de todo resentimiento…” ¿Su infancia también ha sido capital para desarrollar su posterior obra literaria?
R. En Pelando la cebolla hay un obituario sobre mi madre. Murió de cáncer a los 57 años. Volví a ver a mis padres y a mi hermana dos años después de terminar la guerra. A mi madre la habían expulsado de Danzig; cuando la vi era una mujer rota y vieja… Cuando niño le contaba muchas historias que salían de mi imaginación, y la imaginación de los niños es muy fértil. Ella decía: “Mentiras de niños”. Pero en el fondo le gustaban las mentiras. Siempre le decía que cuando fuera mayor y tuviera dinero la iba a llevar a países maravillosos y todas esas cosas…, pero como murió tan pronto nunca pude demostrarle que quería hacerlo de verdad. Nunca pude hacer nada por ella… Ella sufrió cuando le dije que quería ser artista; mi padre estaba completamente en contra y ella siempre me apoyaba, pero sí sufrió por ello. Yo todavía sufro porque no pude demostrarle nada de lo que le prometí. Tengo un marcado complejo materno: nunca he ido al psiquiatra y es la fuente de toda mi creatividad.
P. Dijo antes que en Pelando la cebolla narra la historia de un joven (usted) que pudo haber muerto o desaparecido. No ocurrió, está usted aquí. De algún modo, ¿aquella guerra no lo hirió para siempre, a usted y a su generación?
R. Seguramente sí, hemos sido marcados por la II Guerra Mundial. Y lo más terrible son los efectos a largo plazo, que siguen y siguen. Por lo mismo mi generación está más atenta a los problemas del presente mientras que alrededor parece ahora que nos estemos metiendo en una III Guerra Mundial sin que podamos decir cuándo empezó. La II Guerra Mundial comenzó con la entrada de Alemania en Polonia, pero en el fondo ya había empezado antes con la Guerra Civil Española. Para Alemania, Italia, la URSS y demás la Guerra Civil española fue una ocasión para probar el armamento en un caso concreto. Al terminar, en el 39, empezó la II Guerra Mundial. En el 36 Japón empezó a meterse en Manchuria, y de allí a China, con aquella horrible matanza; o sea que también había otro foco de guerra en Asia… Ahora tenemos por un lado a Ucrania, cuya situación no mejora nada; en Israel y en Palestina es cada vez peor; el desastre que los americanos nos dejaron en Irak, las atrocidades del Ejército islámico y el problema de Siria, donde la gente se sigue matando pero casi ha desaparecido de los informativos… Hay guerra por todas partes; corremos el peligro de volver a cometer los mismos errores que antes; así que sin darnos cuenta nos podemos meter en una guerra mundial como si anduviéramos sonámbulos…
P. Escribió Mi siglo, sobre el siglo XX y las maldades del mismo. Este siglo XXI ha prolongado la maldad y el lugar común es el fanatismo. ¿Es esa la maldad humana del siglo XXI?
R. Lo pongo en duda. Nunca digo que esto es bueno y aquello es malo, sería simplificar demasiado las cosas. Bush fue un problema… Bush hablaba de la maldad y eso no ayudaba a encontrar una solución: llevaba al maniqueísmo, al blanco y el negro… Lo que hay que hacer es recordar los principios de esta historia. Por ejemplo, ¿qué pasó después de la I Guerra Mundial? Cae el Imperio Otomano, se reparten los Balcanes y el petróleo se convierte en un elemento muy importante. Irak no existía antes, fue una invención de los poderes coloniales victoriosos de esa guerra mundial… Palestina era un protectorado inglés, del mismo modo que Siria lo era francés… Y el Holocausto generó el problema de Palestina. En el fondo todo eran anexiones de tierra y hasta hoy la causa del problema ha sido la actitud de los victoriosos de la I Guerra Mundial.
P. ¿Tenemos esperanza de que el hombre sea mejor en el siglo XXI? ¿Regresa al pasado y usted al predecir la III Guerra Mundial ve el futuro lo ve con pesimismo?
R. No es pesimismo. Me baso en la experiencia y en los fallos que hemos cometido, algo que se puede comprobar históricamente, así que tengo dudas de que el hombre vaya a mejorar. Otra cosa es si el hombre es capaz de aprender de los errores del pasado. Por ejemplo, miremos el conflicto con Rusia. Desde el desmoronamiento de la URSS, que ha sido un desastre, llegaron Yeltsin y Putin; ¡y luego vinieron Putin y Putin! Lo que intenta Putin es volver a reconstruir ese país que es Rusia… Putin ve en el 88 y 90, cuando todo se desmorona, que, a pesar de todas las promesas occidentales, la OTAN se acerca cada vez más. Y hay traumas rusos, desde Napoleón, desde la II Guerra Mundial, con 27 millones de muertos cuando llegaron los alemanes…, y ahora les vuelve el miedo a estar circundados por el enemigo. No digo que se justifique lo que han hecho en Crimea, es injustificable, pero hay que entenderlo y es lo que hemos de hacer, entender a Rusia.
P. Y no la entendemos.
R. Hemos perdido la capacidad de entender los errores que hemos cometido nosotros después de 1989. Después del desmoronamiento de la URSS se disolvió el Pacto de Varsovia, pero la OTAN ha seguido tan pancha. No ha habido serias tentativas de crear una nueva alianza de seguridad incluyendo a Rusia, y eso son fallos tremendos. Se promete a Ucrania que formará parte de la Unión Europea y luego de la OTAN, y es lógico que un país como Rusia reaccione nervioso. Todas esas reacciones de Putin tienen sus causas, y a pesar de que en Europa estamos acostumbrados a colaborar en lo económico y financiero no hemos conseguido crear una política exterior común; todavía dependemos demasiado de los deseos de los americanos y Estados Unidos está muy lejos de nosotros y de lo que tendremos que hacer. Si los republicanos llegan al poder tendremos un nuevo rearme y de repente habrá una potencia militar enfrente de Rusia.
P. Ha creado muchas metáforas. La que más ha calado es la Óscar Matzenrath. Daría la impresión de que ese personaje que no quería crecer ni mezclarse con el mundo adulto hoy tampoco querría crecer…
R. La diferencia entre el siglo XX y el XXI es que el XX estaba caracterizado por las ideologías, y no sólo por el fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán o el comunismo, sino también por elamerican way of life y por el capitalismo dominante. Lo único que ha quedado de todas estas ideologías es el capitalismo y el capitalismo es capaz de cambiar. Pero el capitalismo está autodestruyéndose; todas esas cantidades irracionales de dinero que pasan por el mundo entero ya no tienen nada que ver con la economía real. Esta irracionalidad no estaba tan marcada en el siglo XX… Óscar sería hoy una persona distinta, tendría que luchar contra resistencias distintas, y asimismo se movería en ambientes completamente diferentes. En el siglo XX provenía de un ambiente proletario y pequeñoburgués y tenía que reaccionar. Ahora sería un computer freak, un hacker o algo así, y tendría que vencer otras resistencias.
P. ¿Usted fue Óscar Matzenrath?
R. ¡No he conseguido parar mi crecimiento!
P. ¿Le habría gustado?
R. No, en el fondo no… No soy idéntico a Óscar, lo que ocurre es que la figura de Matzenrath tiene su raíz en la picaresca, representa una especie de espejo que tiene una lupa capaz de provocar un incendio, capaz por otra parte de expresar el infantilismo del siglo XX, del que no quería participar ni defenderme.
P. Trabaja bajo figuras de Goya. ¿Qué le da Goya?
R. Trabajo, en efecto, bajo una serie de grabados de Goya. Cada vez que celebro un cumpleaños importante, de los que contienen 0 o 5, mi mujer me regala alguno que todavía se vende en el mercado… Para mí es como la medida del artista, el criterio de verdad. ¡Es de una imaginación impresionante, cómo ilustra la demencia de este mundo! Tengo varios grabados de Los caprichos en los que nos muestra que está contra la Inquisición, con la demencia de la Iglesia católica por un lado y con la vida tal como es por otro… Goya es el gran ejemplo para mí, lo que me da la medida de si algo es bueno o es malo.
TOMADO DE: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/04/13/actualidad/1428918239_167030.html
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HOY 27 DE ABRIL SE CUMPLEN 44 AÑOS, SÍ, 44, DE AQUELLA TERRIBLE NOCHE DE LA AUTOCRÍTICa DE HEBERTO PADILLA. DONDE TAMBIÉN PARTICIPAMOS PABLO ARMANDO FERNÁNDEZ, CÉSAR LÓPEZ, MANUEL DÍAZ MARTÍNEZ Y YO. COMO EN LOS PROCESOS DE MOSCÚ. UNO DE LOS GRANDES ERRORES DE LA TIRANÍA CASTRISTA.
AQUÍ LES PONGO LA ÚNICA FOTO QUE EXISTE DE HEBERTO PADILLA Y FIDEL CASTRO. ES UN RECORTE DE PERIÓDICO DE 1959, CUANDO SE CREARON UNAS MILICIAS DE INTELECTUALES (QUE NO CREO QUE EXISITIERAN JAMÁS). EN LA FOTO, DE IZQUIERDA A DERECHA: NATY GONZÁLEZ FREYRE, HEBERTO PADILLA, JAIME SARUSKY, FIDEL CASTRO (DESPEINADO Y SUCIO), WALTERIO CARBONELL Y JOSÉ ÁLVAREZ BARAGAÑO.
Foto de Belkis Cuza Malè.

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Película cubana censurada se estrena en Miami

ARTURO ARIAS-POLO
04/06/2015 8:00 AM 
 04/06/2015 6:46 PM
Raquel Revuelta (izq.) y Luisa María Güell en una escena de ‘El huésped’ (1966), filme cubano dirigido por Eduardo Manet.

Raquel Revuelta (izq.) y Luisa María Güell en una escena de ‘El huésped’ (1966), filme cubano dirigido por Eduardo Manet. CORTESÍA LUISA MARÍA GÜELL
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Una de las películas menos conocidas de la cinematografía cubana se estrenará en Miami como parte de la serie Dos orillas.
El miércoles 8 de abril, la profesora Mercedes Cros Sandoval, coordinadora del programa junto con la Academia de La Historia de Cuba, y el promotor José Arenal, presentarán el filme El huésped (1966) en el Koubek Center del Miami Dade College, a las 7 p.m.
El huésped, dirigida por Eduardo Manet, está protagonizada por Raquel Revuelta, Enrique Alrmirante y Luisa María Güell, que estará presente en la sala.
La producción se filmó en el poblado oriental de Gibara y en Campo Florido, situado al este de La Habana.

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Luisa María Güell figura entre los protagonistas del filme ‘El huésped’ (1966) dirigido por Eduardo Manet.

Luisa María Güell figura entre los protagonistas del filme ‘El huésped’ (1966) dirigido por Eduardo Manet. | Cortesía Luisa María Güell

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Su argumento cuenta la historia de un amor frustrado entre un capitán de la aviación norteamericana y la dueña de una pensión de provincia, a principios de la década de 1960.
“La película se anunció, pero no la estrenaron. A Manet le dijeron en aquel momento que nunca se exhibiría porque no contenía un mensaje revolucionario”, recordó Güell, quién interpreta a una adolescente enamorada de un joven del pueblo y, además, cantó el tema de la película.
Pese al veto de la cinta, la canciónTema que no fue, original de Tony Taño, se incluyó en Cuando el sol, único disco de larga duración que la actriz-cantante grabó en Cuba.
“Cuando terminé la prueba de cámara con [el director de fotografía] Jorge Haydú estaba muy nerviosa porque nunca había hecho cine. Luego Manet me dijo que ninguna de las aspirantes transmitía tanta pureza como yo”, evocó la artista, cuya experiencia en teatro y dramatizados de radio y televisión, unida a su enorme popularidad como cantante, contribuyó a que le asignaran el papel.
Mientras vivió en Cuba, Manet (1930) estuvo al frente del Conjunto Dramático Nacional, dirigió varios documentales y tres largometrajes:TránsitoUn día en el solar y El huésped.
Tras abandonar la isla, en 1968, el cineasta retomó su carrera de escritor en Francia.
Las monjasLe Primerissimo y Mare Nostrum figuran entre sus trabajos para la escena.
Luisa María también salió de Cuba en 1968. Luego de establecerse en España, donde residió varios años, se dio a conocer a nivel internacional. En 1979 obtuvo el Premio de Interpretación y la Medalla de Oro Edith Piaf, como autora y compositora, siendo la primera artista no francesa en recibirlo.
En el 2013, a casi cinco décadas de realizada, El huésped se exhibió en el programa de la televisión cubana De cierta manera, que conduce el crítico de cine Luciano Castillo, el mismo que rescató del olvido Un día en el solar.
Por esa misma época, en Miami, el crítico de cine Alejandro Ríos comentó algunos fragmentos en su espacio La mirada indiscreta (América Tevé-Canal 41), con Güell y Laura Zarrabeitia, otra actriz del elenco.
El documentalista Agustín Blázquez también incluyó imágenes de El huésped en Mi decisión (2012), sobre la trayectoria de Luisa María Güell.
“Cuando vea la película proyectada en pantalla grande será muy emocionante. Sé que en ese momento se me revolverán muchos recuerdos. Hay tantas historias en esa película”, concluyó la cantante.
Estreno en Miami de ‘El huésped’, en Koubek Center del Miami Dade College. 2705 SW 3 St. Miércoles 8, 7 p.m. 305-237- 7750. Donación: $3.
Siga a Arturo Arias-Polo en Twitter: @arturorariaspolo


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Libros

Muere el poeta Mark Strand

Día 30/11/2014 - 19.16h

Ganador del Pulitzer de poesía en 1999 por «Blizzard of One», ha fallecido a los 80 años en casa de su hija, en Brooklyn

«Nunca fui muy bueno con el lenguaje cuando era niño. Créame, la idea de que algún día me convertiría en poeta habría sido una gran sorpresa para toda mi familia». Así explicaba Mark Strand a «Los Angeles Times» en 1991 su inesperada carrera literaria. El poeta murió este sábado en Brooklyn, en casa de su hija Jessica, a los 80 años, como una de las figuras esenciales de la poesía estadounidense de la segunda mitad del siglo XX.
Ganó el Pulitzer de poesía en 1999 por «Blizzard of One» y, entre otros reconocimientos, fue nombrado Poeta Laureado de Estados Unidos, ganador de la beca MacArthur en 1987 y del premio Bollingen en 1993, una distinción que concede la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale cada dos años. Fue profesor de varias universidades de Estados Unidos. y, desde hace varios años, era titular de la de Columbia, donde dio sus últimas clases este otoño.
Los últimos años de su vida los pasó en Madrid, donde vivía desde 2011. Vino a parar a España junto a su pareja, la marchante de arte Maricruz Bilbao, que fue directora de la galería Marlborough de Madrid. En primavera decidió volver a Nueva York para tratarse un liposarcoma, un cáncer poco común en las células de la grasa.
Su estilo reflexivo, contemplativo, hundía sus raíces en los paisajes austeros de la Isla del Príncipe Eduardo, en Canadá, donde nació el 11 de abril de 1934. No duró mucho en el país norteño, por culpa del trabajo de su padre, empleado por Pepsi-Cola. Su infancia dio saltos entre Canadá y EE.UU. en Cleveland, Halifax, Montreal, Nueva York y Filadelfia, y su adolescencia la pasó en Colombia, México y Perú.
La vocación poética tardó en llegar. Sus primeros años universitarios fueron en Antioch College, en Ohio, donde se graduó en 1957. Con ambiciones artísticas, se matriculó en la Escuela de Arte y Arquitectura de Yale. Al final de sus estudios en esa universidad, ya había surgido el interés por la poesía. Una beca Fulbright de un año en Florencia, le permitió estudiar durante un año a los poetas italianos del siglo XIX y buscar su propio camino. Su formación se apuntaló con un master en el Iowa Writers Workshop, del que se graduó en 1962.
Su desembarco literario no se fraguó hasta 1970, cuando el responsable de la editorial Athenaeum, Harry Ford, publicó su segundo volumen de poesía, «Reasons for Moving». Ford continuaría publicando su poesía con otras tres colecciones durante esa década hasta que, en 1980, Strand decidió parar su producción poética. «Ya no creía en mis poemas autobiográficos», dijo entonces. Se embarcó en otras aventuras literarias, como libros para niños y relatos.
Tardó una década en volver a publicar poesía, pero lo hizo con más potencia que nunca con volúmenes como «A Continuous Life» (1990), «Dark Harbor» (1995) y el premiado «Blizzard of One» (1998). Strand nunca abandonó su interés por el arte. No solo porque pintó hasta el final de su vida, o porque escribió ensayos sobre arte y libros sobre artistas como Edward Hopper o William Bailey. También porque en sus versos surrealistas, misteriosos, introspectivos, se veía la sombra de Max Ernst, Giorgio de Chirico, Magritte o el propio Hopper

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Mapa de la homofobia

Cronología de la represión y censura a los homosexuales por la revolución cubana.
Por Manuel Zayas
Unidades Militares de Ayuda a la Producción, Cuba
De un artículo aparecido en el diario cubano El Mundo, el 14 de abril de 1966, sobre las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), campos de concentración donde fueron confinados homosexuales, testigos de Jehová y disidentes. Jean Paul Sartre dijo: “En Cuba no hay judíos… pero hay homosexuales”. Imagen tomada de El archivo de Connie, donde se puede descargar en PDF.
1961
El Ministerio del Interior ordena redadas policiales contra los homosexuales. Entre las más sonadas, la del 11 de octubre y que se conoció como «la noche de las tres P», contra prostitutas, proxenetas y pederastas (o «pájaros«, como se llama en Cuba a los gays). Entre los tantos detenidos en esta operación policial figura el escritor Virgilio Piñera, quien duerme una noche en los calabozos de la prisión de El Príncipe.
1963
El 13 de marzo, en un discurso en la escalinata de la Universidad de La Habana, Fidel Castro afirma: «Muchos de esos pepillos vagos, hijos de burgueses, andan por ahí con unos pantaloncitos demasiado estrechos; algunos de ellos con una guitarrita en actitudes ‘elvispreslianas’, y que han llevado su libertinaje a extremos de querer ir a algunos sitios de concurrencia pública a organizar sus shows feminoides por la libre. (…) La sociedad socialista no puede permitir ese tipo de degeneraciones. (…) Estoy seguro de que independientemente de cualquier teoría y de las investigaciones de la medicina, entiendo que hay mucho de ambiente, mucho de ambiente y de reblandecimiento en ese problema.  Pero todos son parientes: el lumpencito, el vago, el elvispresliano, el ‘pitusa’».
1965
En enero, con motivo del premio Casa de las Américas, el poeta estadounidense Allen Gingsberg visita Cuba. Como disidente de toda ideología, Gingsberg aboga, entre otras cosas, por la legalización de la marihuana, y declara abiertamente su homosexualidad y un especial interés por conocer al «atractivo Che Guevara«. Las autoridades cubanas se escandalizan y lo expulsan en un avión con destino a Praga. Por sus contactos con Gingsberg, el poeta cubano José Mario es arrestado y las Ediciones El Puente, cerradas.
En una entrevista concedida al periodista Lee Lockwood y publicada en el libro Castro’s Cuba, Cuba’s Castro, Fidel Castro dice: «Nunca hemos creído que un homosexual pueda personificar las condiciones y requisitos de conducta que nos permita considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero comunista. Una desviación de esa naturaleza choca con el concepto que tenemos de lo que debe ser un militante comunista (…) Pero sobre todo, no creo que nadie tenga una respuesta definitiva sobre la causa de la homosexualidad. Creo que debemos considerar cuidadosamente este problema. Pero seré sincero y diré que los homosexuales no deben ser permitidos en cargos donde puedan influenciar a los jóvenes».
En su discurso del 19 de abril, Fidel Castro hace una distinción entre quienes pasarán el servicio militar y los que luego serán llamados al ‘ejército del trabajo’. “¿Creyeron, acaso, que en nuestras unidades de artillería o en nuestras unidades de tanques, íbamos a introducir el lumpen? ¿Creyeron, acaso, que en nuestras mejores unidades de combate, con el Servicio Militar Obligatorio (aplausos), íbamos a situar a pepillitos y a lumpencitos? ¡Se equivocaban! Porque hay que decir, hay que decir que en el Servicio Militar obligatorio los primeros que fueron llamados fueron los jóvenes revolucionarios, los jóvenes más revolucionarios (aplausos)”.
El 31 de mayo, la revista Mella, de la Unión de Jóvenes Comunistas, insta a la expulsión de los homosexuales de la enseñanza secundaria superior. Dice el texto: “Estos elementos, contrarrevolucionarios y homosexuales, es necesario expulsarlos de los planteles en el último año de su carrera en la enseñanza secundaria superior, para impedir su ingreso en las Universidades. Para ellos solamente hay dos alternativas dentro de nuestra sociedad: o convertirse en elementos deleznables, o pasar a formar parte de las filas del ejército del trabajo (…) ¡Fuera los contrarrevolucionarios y los homosexuales de nuestros planteles!”.
El 19 de noviembre se crean las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), donde son confinados unos 25.000 hombres, básicamente jóvenes en edad militar, entre los cuales hay religiosos, homosexuales y disidentes, a los que se cataloga como parásitos, vagos y antisociales.
Durante una acción policial a gran escala por todo el país, miles de jóvenes son arrestados en sus casas y llevados por la fuerza en trenes, camiones y autobuses hasta la provincia de Camagüey, donde son concentrados en diversos estadios deportivos. Luego se les traslada hacia zonas agrícolas, para realizar trabajo forzado, sobre todo en el corte de caña. Se albergan en barracas insalubres, ubicadas en campamentos cercados con alambre de púas, que son custodiados por efectivos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Entre los militares responsables de esos campos de concentración están los nombres de José Ramón Silva, Rogelio Acevedo, Víctor Drake, René de los Santos, Ramón Pardo Guerra, Israel Pardo Guerra, Quintín Pino Machado, Reinaldo Mora Pérez, Carlos Cabale Araujo y Felipe S. Guerra Matos.
1966
En marzo, un alto jefe de las UMAP, asegura que los integrantes de estas unidades «son militares y no presos políticos, como se ha querido pretender».
El 13 de marzo, Fidel Castro amenaza con redadas, inquisición, y anuncia que se acabará con el pecado y el vicio dentro de la revolución. Todas estas medidas él las definió así: “Ha sido necesaria esta amarga experiencia”.
Fragmentos de su discurso:

“No vamos a fusilar a esa gente, no; en otros sitios los han fusilado, pero de verdad que lo que debemos es fusilar el vicio, porque en eso hay muchas responsabilidades. Todos tenemos responsabilidades, ¡todos! Tomar conciencia de esos vicios y erradicarlos es lo que corresponde hacer, y algunos pepillitos de estos mandarlos al Servicio Militar Obligatorio (aplausos), o mandarlos a la agricultura, sean quienes sean y llámense como se llamen. (Aplausos.) ¿Privilegios en el seno de la Revolución? (Exclamaciones de: ‘¡No!’); ¿derechos feudales en el seno de esta Revolución? (Exclamaciones de: ‘¡No!’); ¿apellidos en el seno de esta Revolución? (Exclamaciones de: ‘¡No!’) Pues bien, luchemos contra eso y habremos sacado el más saludable fruto de esta experiencia amarga.”
“Tenemos a unos cuantos señores arrestados. No les va a pasar nada, nadie se asuste; simplemente estamos investigando algunas irregularidades, algunas inmoralidades, algunas faltas que están sancionadas por el Código Penal. ¿Viciosos en el seno de la Revolución? ¡No! Porque, en todo caso, lo mandamos a un hospital para que lo curen; si está loco, a un manicomio, pero que no estorben. Hay mucho que hacer, hay mucho que trabajar.”
“¿Guapos por la calle? ¡No! Si son guapos haremos boxeadores con ellos, o algo por el estilo, a ver si, no sé.”
“Y les advierto que esta es la atmósfera capitalina, estos vicios son capitalinos. Una ciudad grande tiene las características de una ciudad grande.Estos vicios no son propios de las capitales de provincias, son propios de nuestra capital. ¿Qué lo ha alentado? Cierta impunidad, cierto historial de quienes han sido genuinos representantes de esos vicios.”
“Y ha llegado la hora —como decía—, sin matar un mosquito, de ponerle fin a todo esto. Y, desde luego, le pondremos fin sin violencia. Habrá que, desde luego, en algunos casos interrogarlos, hacer investigaciones, hacer ciertas inquisiciones, y las estamos haciendo.”
Raúl Castro, ministro de las FAR, declara en abril que en el «primer grupo de compañeros que han ido a formar parte de las UMAP se incluyeron algunos jóvenes que no habían tenido la mejor conducta ante la vida, jóvenes que por la mala formación e influencia del medio habían tomado una senda equivocada ante la sociedad y han sido incorporados con el fin de ayudarlos para que puedan encontrar un camino acertado que les permita incorporarse a la sociedad plenamente».
En una información publicada el 14 de abril en el diario Granma se afirma: “Cuando comenzaron a llegar los primeros grupos que no eran nada buenos, algunos oficiales no tuvieron la paciencia necesaria ni la experiencia requerida y perdieron los estribos. Por esos motivos fueron sometidos a Consejo de Guerra, en algunos casos se les degradó y en otros se les expulsó de las Fuerzas Armadas”.
El 9 de diciembre, el escritor inglés Graham Greene publica en el Daily Telegraph Magazine un artículo titulado ‘Shadow and Sunlight in Cuba’ [Luces y sombras en Cuba]. Greene alerta de la existencia de campos de trabajo forzado: “(…) existe una oscura sombra que resulta mucho peor que el bloqueo, el racionamiento o las incursiones aéreas: las UMAP, una palabra que parece extraída de la ciencia ficción (como si la humanidad de algún modo estuviera enterrada en ella). Las siglas significan Unidad Militar de Ayuda a la Producción, pero representan los campos de trabajo forzosos que controla el ejército. En teoría, no pasa nada erróneo en ellos: un hombre que no es capaz de prestar servicio militar pasa tres años trabajando la tierra, pero la práctica difiere de la teoría, ya que no existen los permisos ni las visitas de la familia. (Incluso el contrarrevolucionario recluido en la sombría prisión de Isla de Pinos, construida por Batista, tiene derecho a una visita mensual.)”
Las autoridades sacan de circulación la novela Paradiso, de José Lezama Lima.
1968
Ante las protestas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de organismos internacionales y también de intelectuales extranjeros de renombre, son cerradas las UMAP. Según los ex confinados —que actualmente tienen una asociación de igual nombre en Miami—, allí ocurrió de todo: juicios sumarios, automutilaciones, suicidios y todo tipo de abusos por parte de los guardias. Se dice que la documentación sobre esos campos de concentración fue destruida.
Paralalemente a la creación de las UMAP en 1965, se establecieron campos de trabajo forzado en la agricultura, en régimen paramilitar, a los cuales serían enviadas las personas que manifestaban su deseo de emigrar. El trabajo agrícola era condición para otorgar el permiso de salida, y muchos de los que intentaron evadir esos trabajos eran condenados a prisión.
Ya en 1968, en plena Ofensiva Revolucionaria, el gobierno bautizó los campos de trabajo forzado con un nuevo nombre. Los llamó Campamentos de Apátridas y los mantendría en vigor hasta mediados de los 70. Decenas de miles de cubanos pasaron por esa suerte de gulag castrista, básicamente hombres que sobrepasaban la edad del servicio militar obligatorio. A los varones entre 15 y 26 años no se les permitía emigrar. Por lo general, las mujeres sin hijos menores de 7 años eran enviadas a granjas avícolas en un régimen menos severo.
El departamento de orden público de esos campos llevaba un estricto control de cada ciudadano, y vigilaba con especial interés “los casos de homosexualidad”, según el Reglamento para Campamentos de Apátridas reproducido en el libro Diario para Uchiram, de la escritora Julia Miranda (Verbum, Madrid, 2008).
El poeta Delfín Prats recibe el premio David de la UNEAC por su poemario Lenguaje de mudos. Por su marcado carácter homosexual, el libro no sale a la venta: será convertido en pulpa.
Aparece en Francia la novela El mundo alucinante (Éditions du Seuil), de Reinaldo Arenas. El libro ganó una mención en el premio Casa de las Américas, pero no fue publicado en la Isla debido a la negativa de su autor de suprimir referencia alguna a la homosexualidad.
El 28 de septiembre, en un discurso en la Plaza de la Revolución, Fidel Castro dice: «En nuestra capital, en los últimos meses, le dio por presentarse un cierto fenomenito extraño, entre grupos de jovenzuelos, y algunos no tan jovenzuelos (…) que les dio por comenzar a hacer pública ostentación de sus desvergüenzas. Así, por ejemplo, les dio por comenzar a vivir de una manera extravagante, reunirse en determinadas calles de la ciudad, en la zona de la Rampa, frente al hotel Capri…». Estas palabras son caldo de cultivo de las continuas redadas contra hippies, melenudos, prostitutas y homosexuales. Las imágenes de archivo de este discurso son visibles en mi documental Seres extravagantes (2004).
1969
Abel Prieto Morales (padre del actual ministro de Cultura) publica en el número 113 de la revista Bohemia el artículo «La homosexualidad», en el que refiere: «los adultos homosexuales son numerosos, y están en todos los medios y en todas las profesiones; muchos son a la vez heterosexuales y homosexuales. El hecho no se reduce a reconocerlos ni a desconocerlos, sino a evitar que sean factores de contagio. Para ello, lo recomendable es, básicamente, procurar que no sean conductores de juventudes y tengan el menor contacto posible con la niñez que surge».
1970
Homosexuales cubanos dirigen una carta al movimiento de liberación gay en Estados Unidos denunciando la represión homófoba en la Isla.
1971
El 16 de marzo entra en vigor la Ley 1231, sobre la vagancia como índice de peligrosidad y como delito, que induce a la obligatoriedad del trabajo para la población masculina y establece que la desvinculación laboral es un estado pre-delictivo. Esta ley fue derogada con su incorporación al Código Penal de 1979, que cataloga la vagancia como «estado peligroso».
Del 24 al 28 de abril se celebra en La Habana el I Congreso de Educación y Cultura. Las autoridades competentes concluyen que «no es permisible que por medio de la calidad artística reconocidos homosexuales ganen influencias que incidan en la formación de nuestra juventud (…) Se sugirió el estudio para la aplicación de las medidas que permitan la ubicación en otros organismos de aquellos que, siendo homosexuales, no deben tener relación directa en la formación de nuestra juventud desde una actividad artística o cultural…».
«Se debe evitar que ostenten una representación artística de nuestro país en el extranjero personas cuya moral no responda al prestigio de nuestra revolución. Solicitar penas severas para casos de corruptores de menores, depravados reincidentes y elementos antisociales irreductibles».
El Comandante en Jefe y primer ministro Fidel Castro asiste a algunas de las sesiones en el Congreso y José Ramón Fernández, ministro de Educación, comparece en la televisión y explica las posiciones tomadas.
Se producen despidos de artistas e intelectuales «de vida amoral, extravagante o escandalosa«. De semejantes despidos se salvan el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), Casa de las Américas y el Ballet Nacional de Cuba, bajo el amparo ofrecido por la dirección de Alfredo Guevara, Haydée Santamaría y Alicia Alonso, respectivamente.
1973
Se sanciona la Ley 1249, que modifica el Código de Defensa Social de 1938, y se criminaliza «la ostentación pública de la homosexualidad» con penas de tres a nueve años de prisión. Esta ley fue derogada en 1979, con la entrada en vigor del nuevo Código Penal, que siguió castigando a los homosexuales.
1974
En marzo, se aprueba la Ley 1267, que modifica la Ley 1166, de Justicia Laboral, a la que se agrega el inciso J, relativo a «El homosexualismo ostensible y otras conductas socialmente reprobables que proyectándose públicamente, incidan nocivamente en la educación, conciencia y sentimientos públicos y en especial de la niñez y la juventud por parte de quienes desarrollen actividades culturales o artístico-recreativas desde centros de exhibición o difusión». La Ley 1267 lleva la rúbrica del presidente Osvaldo Dorticós y del primer ministro, Fidel Castro.
1975
El Tribunal Supremo invalida la Resolución número 3 del Consejo de Cultura, por la que se acordaron los parámetros que limitaban el empleo a los homosexuales en el arte y la educación. Se restituyen los empleos a los artistas e intelectuales cesantes por aquella resolución.
1979
Entra en vigor un nuevo Código Penal, que, en su artículo 359, bajo la figura de «Escándalo público», dice: «Se sanciona con privación de libertad de tres meses a nueve meses o multa hasta doscientas sesenta cuotas o ambas al que: a) haga pública ostentación de su condición de homosexual o importune o solicite con sus requerimientos a otro; b) realice actos homosexuales en sitio público o en sitio privado pero expuestos a ser vistos involuntariamente por otras personas; c) ofenda el pudor o las buenas costumbres con exhibiciones impúdicas o cualquier otro acto de escándalo público; ch) atisbe hacia el interior de las viviendas por los huecos de las cerraduras, ventanas, postigos, lucetas o rendijas, o de cualquier otro modo; d) produzca o ponga en circulación publicaciones, grabados, cintas cinematográficas o magnetofónicas, grabaciones, fotografías, u otros objetos obscenos, tendentes a pervertir y degradar las costumbres».
Además, este Código Penal establece en sus artículos 77 y 78 los índices de peligrosidad; y fija sanciones como «medidas de seguridad predelictivas» y «postdelictivas» .
1980
Entre abril y septiembre, durante el éxodo del Mariel, alrededor de 125.000 cubanos abandonan la Isla con dirección a Estados Unidos. El gobierno cubano deporta a enfermos mentales y presos comunes. Alentados por las autoridades de la Isla, se realizan actos de repudio en contra de los que se quieren ir. Los homosexuales, catalogados como antisociales, son incluidos en la nómina de «indeseables, apátridas y lumpens».
1984
El 12 de septiembre se estrena en el Festival Internacional de Cine de Toronto, el documental Conducta impropia, de Néstor Almendros y Orlando Jiménez Leal. El filme examina las persecuciones sufridas por los homosexuales y artistas cubanos. Se incluyen entrevistas a José Mario, Martha Frayde, René Ariza, Reinaldo Arenas, Guillermo Cabrera Infante, Juan Goytisolo, Susan Sontag, Ana María Simo y Heberto Padilla, entre otros. El guión del documental así como los testimonios descartados en el montaje final de la película aparecen publicados en una edición homónima (Editorial Playor, 1984; Editorial Egales, 2008, con DVD).
1986
En abril se inaugura el Sanatorio de Santiago de las Vegas, en las afueras de La Habana, el primer sidatorio creado por las autoridades de salud pública donde, en régimen de reclusión obligatoria, se atiende a los seropositivos y enfermos de Sida.
Se imponen test analíticos a las personas que integran los grupos de riesgo, sobre todo a quienes ejercen la prostitución con extranjeros, «como medida para evitar el contagio de la población». No se ofrecen garantías de confidencialidad sobre los resultados de los análisis de sangre.
Los seropositivos pierden el derecho al trabajo, aunque reciben una pensión. Para salir del sanatorio, en régimen de visita a familiares o por otras razones, deben solicitar un permiso especial. El gobierno no ofrece cifras de los casos de «internacionalistas» y ex combatientes de la guerra de Angola seropositivos. Tal régimen de reclusión obligatoria sería condenado por varios organismos internacionales de derechos humanos.
1987
El 24 de junio, en un discurso transmitido por televisión desde el Consejo de Estado, Fidel Castro aborda la deserción del General Rafael del Pino. Castro hace alusión a la homosexualidad de uno de los hijos del General. El texto no es accesible desde el portal gubernamental que contiene sus discursos. [Versión en inglés del fragmento donde Castro habla del hijo de Rafael del Pino: “Questioning of Orestes Perez Gil indicated that on 12 or 13 May, Ramses, the homosexual son of the traitor, of whom Orestes Perez Gil was a close friend, shared his treason plans with Perez.”]
1988
El 30 de abril entra en vigor la Ley 62, por la que se aprueba un nuevo Código Penal que, en su artículo 303, titulado «Escándalo público«, expresa: «Se sanciona con privación de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas al que: a) importune a otro con requerimientos homosexuales; b) ofenda el pudor o las buenas costumbres con exhibiciones impúdicas o cualquier otro acto de escándalo público; c) produzca o ponga en circulación publicaciones, grabados, cintas cinematográficas o magnetofónicas, grabaciones, fotografías u otros objetos que resulten obscenos, tendentes a pervertir y degradar las costumbres».
Según disposiciones complementarias, a los maestros o encargados en cualquier forma de dirección de la juventud que sean declarados culpables de violar, entre otros, dicho artículo «se les impone la sanción accesoria de prohibición permanente para el ejercicio del magisterio o de cualquier otra función de dirección de la juventud».
Se realiza la primera operación de cambio de sexo en Cuba, de un hombre que pasa ser mujer. El caso se presenta en un congreso de Urología en el Palacio de las Convenciones de La Habana.
1991
La revista Unión, en su número 12, publica el cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo, de Senel Paz, que había ganado en 1990 el premio de cuentos Juan Rulfo, convocado por Radio Francia Internacional.
1992
En declaraciones al periodista Tomás Borge, recogidas en el libro Un grano de maíz, Fidel Castro da señales de amnesia histórica: «No voy a negar que, en cierto momento, esta cosa machista influyó también en un enfoque que se tenía hacia el homosexualismo. Yo personalmente —tú me estás preguntando mi opinión personal—, no sufro de este tipo de fobia contra los homosexuales. Realmente, en mi mente, esto nunca ha estado y jamás he sido partidario, ni he promovido, ni he apoyado políticas contra los homosexuales. Eso correspondió, yo diría, a una etapa determinada y está asociado mucho con esa herencia, con esa cosa del machismo. Trato de tener un argumento más humano y más científico del problema. Esto muchas veces se convierte en tragedia, porque hay que ver cómo piensan los padres; incluso hay padres que tienen un hijo homosexual y eso se convierte para ellos en tragedia, y uno no puede sentir sino pena porque una situación de ésas ocurra y se convierta también en una tragedia para el individuo».
1993
En diciembre, el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana estrena con gran éxito de público el largometraje de ficción Fresa y Chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. La cinta arrasa con los premios de la cita habanera, y también en los festivales de Berlín y Gramado. Obtiene el Goya a la mejor película extranjera, en España, y una nominación a la mejor película extranjera de la Academia Cinematográfica de Hollywood.
«Fidel con este filme, asumido, y sin nada decir cerramos internacionalmente ese horrible momento que algunos llaman Capítulo y que prefiero llamar ‘inciso’, que fue la UMAP», escribió Alfredo Guevara, presidente del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, en carta a Fidel Castro, fechada el 23 de noviembre de 1993.
Se exhibe una retrospectiva de las películas de Pedro Almodóvar en el Festival de Cine de La Habana.
1994
Durante varios meses, se mantiene en cartelera Fresa y chocolate (no fue exhibida por la televisión cubana hasta 2007). La película se convierte en un fenómeno social. Se abren ciertos espacios de tolerancia en discotecas oficiales habaneras (Eco disco, Disc Joker, etcétera) y las ilegales fiestas de «10 pesos» cobran popularidad entre gays y lesbianas. A finales de la década, estos espacios irán mermando ante el incremento del acoso policial.
El 28 de julio, 13 hombres y 5 mujeres crean —sin apoyo oficial— la Asociación Cubana de Gays y Lesbianas. No hay reacción gubernamental.
Aparece la primera edición cubana de la novela Hombres sin mujer, de Carlos Montenegro (Editorial Letras Cubanas), publicada en México en 1938 (Editorial Masas). Esta edición es una clara señal de que la homosexualidad ha dejado de ser un «tema prohibido» en la política editorial del Ministerio de Cultura, que ya desde fines de los años ochenta había autorizado publicaciones con contenido homosexual.
1995
El 14 de noviembre, Manuel Hernández, jefe de la campaña nacional contra el sida, anuncia que el 10 por ciento de los 1.180 seropositivos en régimen de «cuarentena obligatoria» volverán a desarrollar una vida normal. Antes de pasar al «régimen ambulatorio», los seropositivos deben asegurar que asumirán «actitudes responsables». A partir de entonces, la reclusión en los sanatorios de Sida deja de ser obligatoria. Se reconoce el derecho de los seropositivos al empleo.
Se proyecta una retrospectiva de Pier Paolo Pasolini en el Festival de Cine de La Habana.
1996
Se publica Machos, maricones and gays: Cuba and homosexuality, de Ian Lumsden (Editorial Temple University Press, Estados Unidos), que analiza la homosexualidad en Cuba. En el apéndice del libro aparecen textos de Tomás Fernández Robaina, de Pablo Milanés, y un manifiesto de la Asociación Cubana de Gays y Lesbianas.
1997
La Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA, siglas en inglés) denuncia que la supresión de la Asociación Cubana de Gays y Lesbianas, luego del acoso sufrido por sus miembros, demuestra la falta de libertad de asociación en la Isla.
El Decreto-Ley 175, del 17 de junio, modifica el artículo 303 del Código Penal de 1987 en título y concepto, y se elimina la referencia a la homosexualidad.
El 24 de agosto, la policía cubana realiza una redada de grandes proporciones contra los gays que participan en la fiesta de El Periquitón. Entre los presentes, el cineasta español Pedro Almodóvar, la transexual Bibi Andersen y el modisto francés Jean Paul Gaultier.
La acción policial se salda con cientos de detenidos, que son llevados a estaciones de policía y liberados al día siguiente. Se les impone una multa de 30 pesos. Los organizadores de la fiesta son trasladados a la prisión de 100 y Aldabó, en La Habana, donde permanecen varios meses.
2001
En febrero, un editorial del semanario oficialista Tribuna de La Habana, firmado por su director, Ángel Rodríguez Álvarez, arremete contra los gays y los travestis que se reúnen en el malecón habanero, frente a la cafetería FIAT. El periodista considera que se debe negar el espacio público a personas que califica de «prostitutas, proxenetas y estrafalarios». Sobre los travestis, dice que son una «figura desdichadamente extendida por el mundo, pero casi desconocida en Cuba». Bajo el amparo de tales declaraciones, se efectúan redadas policiales.
El Ministerio de Cultura y el Comité Central del Partido Comunista convocan a una reunión con los periodistas culturales para abordar «el daño inmenso que está haciendo a la revolución» la difusión internacional de la película Antes que anochezca, de Julian Schnabel, basada en la autobiografía de Reinaldo Arenas.
Presiden la reunión el ministro de Cultura, Abel Prieto, Pedro de la Hoz, periodista y asesor del ministro, y Alfonso Borges, jefe del Departamento Ideológico del Comité Central.
Como consecuencia, el primer número de la revista digital La Jiribilla, que aparece en mayo, es dedicado a Arenas. Se publica La política sexual de Reinaldo Arenas (realidad, ficción y el archivo real de la revolución cubana), del sindicalista estadounidense Jon Hillson.
El libelo de Hillson minimiza el impacto de las UMAP al calor del acoso imperialista que ha sufrido la revolución cubana, y afirma que la homosexualidad fue despenalizada en Cuba en 1979, con el nuevo Código Penal (falsedad que ha sido repetida por los voceros oficiales y medios de prensa); mientras añade que «en 1987, una nueva orden policial prohibió el acoso de personas debido a su apariencia o manera de vestir, lo cual se hacía amparándose en estatutos en contra de la conducta ostentosa».
Violando los derechos de copyright y la voluntad del autor expresada en su testamento, La Jiribilla publica los relatos Adiós a Manhattan y El cometa Halley, de Arenas.
Se edita Gay Cuban Nation, del profesor cubanoamericano Emilio Bejel (Editorial University of Chicago Press, Estados Unidos), el mayor estudio del homoerotismo y la homofobia en la literatura, el cine y la sociedad cubanos.
2003
Fidel Castro insulta a dos locutores de Miami que le hacen una broma telefónica haciéndose pasar por Hugo Chávez, con gritos de «¿En qué caí, comemierda? ¿En qué caí, maricón? ¿En qué caí, mariconzón?». Asociaciones de gays y lesbianas publican comunicados de condena a la homofobia evidente del gobernante cubano.
2004
En julio, en un reporte del corresponsal de la BBC en La Habana, una funcionaria del gobierno cubano asegura que la Policía Nacional Revolucionaria «no reprime a los homosexuales, sino las conductas negativas que ellos tienen». «Algunos de los travestis presos son personas que tenían otras causas pendientes», dice María Rodríguez, psicóloga del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).
En septiembre, la revista Alma Mater, de casi nula circulación en la Isla y destinada a los estudiantes universitarios, publica un dossier sobre la homosexualidad en Cuba, un tema ignorado por los restantes medios de comunicación cubanos. En una entrevista a Mariela Castro Espín, directora del CENESEX, y titulada «Más relajados, no más tolerantes», ésta aboga por una enmienda en la constitución cubana para que en la Isla sea explícitamente ilegal discriminar a los homosexuales.
2005
El 9 de mayo, la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional denuncia que, de enero a mayo, se han realizado redadas policiales y detenciones de alrededor de 400 jóvenes, la mayoría residentes en la capital, a los cuales se les aplica la figura de «peligrosidad pre-delictiva», presente en el Código Penal. Entre los detenidos había jóvenes que se supuestamente se dedicaban a la prostitución homosexual.
El CENESEX y el Ministerio de Salud Pública patrocinan en agosto un festival de cine gay en La Habana. La noticia no circula en los medios de prensa cubanos, excepto en ciertas páginas en Internet, al que no tienen acceso los cubanos de la Isla.
En diciembre, se inaugura una exposición del fallecido fotógrafo estadounidense Robert Mapplethorpe, icono homosexual. Asiste Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Durante ese mes, el CENESEX, que dirige Mariela Castro Espín, presenta una iniciativa parlamentaria que permita legalizar el cambio de sexo. Silencio total en la prensa cubana.
Retrospectiva de Pier Paolo Pasolini en el Festival de La Habana. Entre sus títulos se incluye Saló o los 120 días de Sodoma.
2007
El 17 de mayo se celebra por primera vez en Cuba el Día Mundial Contra la Homofobia.
2008
En mayo la televisión cubana emite el filme Brokeback Mountain, de Ang Lee. Palabra Nueva, la revista de la Arquidiócesis de La Habana, pone el grito en el cielo ante la normalización del «homosexualismo» en la isla. Orlando Márquez firma el artículo «Llegamos o nos pasamos», en el que asegura que tal normalización y la adopción de leyes en ese sentido constituyen mensajes que “hacen peligrar la inocencia de los más pequeños”.
En junio, el CENESEX anuncia que el Ministerio de Salud Pública ha emitido una resolución mediante la cual se aprueban las operaciones de cambio de sexo en la isla.
2010
El 31 de agosto, el periódico mexicano La Jornada publica una entrevista a Fidel Castro con el titular: «Soy el responsable de la persecución a homosexuales que hubo en Cuba». 
Versión ampliada y corregida por su autor del texto de igual nombre publicado el 20 de enero de 2006 en el sitio digital Cubaencuentro.com.


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Relatos y secretos del legendario club nocturno cubano Tropicana

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Domitila “Tillie” Fox, respetada profesora del Departamento de Matemáticas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), tuvo una niñez increíble que transcurrió teniendo como telón de fondo el famoso club nocturno Tropicana en la Cuba antes de Castro.
Fox creció en un mundo de coristas curvilíneas, ricos jugadores de casino, estadounidenses de vacaciones, estrellas de cine, políticos y mafiosos como Santos Trafficante y Meyer Lansky, quienes vinieron a Cuba a invertir en los casinos de la isla y visitaban el Club Tropicana, recomendándolo a menudo a los jugadores.

El tío de Fox era Martin Fox, un pobre muchacho campesino que hizo dinero en el negocio de la bolita –lotería ilegal—y se convirtió en uno de los cuatro dueños originales de Tropicana. El club nocturno había abierto en 1939 dentro de Villa Mina, una residencia privada en un terreno de seis acres rodeada por lujuriantes jardines tropicales, adornada con arañas de cristal importadas e imponentes escalinatas en el barrio de Marianao en La Habana.
Pero en 1950 Fox asumió el control del lugar como propietario único, con lo que comenzaron los años de gloria y de esplendor arquitectónico de Tropicana. El padre de Fox, Pedro, se hizo gerente general de Tropicana, y los dos hermanos se dedicaron a tratar de amasar una fortuna, mientras que el negocio de los casinos financiaba el crecimiento del club nocturno.
Tillie Fox tiene mil historias que contar sobre Tropicana, que algunos consideran el club nocturno más bello que se haya construido nunca. Ella y otros miembros de la familia Fox estarán en Cuba Nostalgia, en Tamiami Park, este fin de semana. responderán preguntas en el puesto del Nuevo Herald/Miami Herald, donde se está recreando Tropicana.
Fox, hija única que asistió a escuelas católicas, asistió de pequeña en primera fila a toda la acción en el Tropicana. Ella conoció a Harry “El Zurdo” Clark, el gerente de crédito “con conexiones” asignados a aprobar líneas de crédito a los acaudalados. Meyer Lansky estaba también presente, asignado irónicamente por el presidente cubano Fulgencio Batista para mantener la honestidad del juego en los casinos de la isla y asegurar la continuidad del negocio.
“Meyer era un hombre muy agradable”, dijo Fox, quien se relaciona todavía con algunos de los parientes de Lansky. Lansky murió en Miami Beach en 1983. “La atmósfera en Tropicana no tenía nada de siniestro. Yo nunca vi nada de esas cosas de la Mafia que se ven el “El Padrino”.
Fox recuerda que sus padres, para que se entretuviera, la dejaban jugar con su propia máquina tragamonedas, arreglada de modo que ella pudiera alcanzar la palanca y tirar de ella.
“Sí, yo tuve una vida muy privilegiada porque mi familia trabajó duro para alcanzarla. Mi padre y mi tío eran campesinos y habían crecido en la pobreza. Una de las mayores tristezas de mi tío es que su madre había muerto antes de que él se hiciera rico”, dijo.
Una vez que ellos asumieron el control de Tropicana, los hermanos empezaron a elaborar grandes planes para el lugar. Ellos querían recrear una atmósfera de tipo noche parisiense tropical, con coristas en trajes que recordaban rebuscados disfraces de los carnavales de Mardi Gras.
En la década de 1950, el club y su casino alcanzaron renombre mundial, y se convirtieron en un lugar favorito de los turistas estadounidenses, el jet set elegante en fracs y vestidos de noche y celebridades. Elizabeth Taylor y Eddie Fisher, Peggy Lee, Joan Crawford, Marlon Brando, Carmen Miranda, Edith Piaf, Xavier Cugat, todos ellos pasaron por allí. Hollywood filmó una película llamada Tropicana cuya acción transcurría en el club nocturno.
De pequeña, Fox, quien tomaba clases de piano, tocó con Liberace y Nat King Cole, quien era una sensación en Tropicana. “El atraía a tanta gente al negocio que mi tío le dobló el sueldo a $20,000”, dijo. Ella se enteró más tarde de que a Cole le gustaba ir a Cuba “porque todo el mundo lo trataba igual que a un blanco”.
Y Fox dijo que los icónicos Arcos de Cristal del club se pagaron con la ayuda de uno de los maridos de Rita Hayworth.
“Cuando ella se casó con el príncipe Aly Khan, ellos visitaron La Habana y Khan se jugó grandes sumas en Tropicana. Perdió muchísimo dinero, tanto que mi tío usó el dinero que el casino le ganó para pagar por los Arcos de Cristal”, contó. Los arcos, de gran belleza arquitectónica, reflejaban la luz de un escenario para orquesta y pista de baile movedizos que todavía están allí.
Con capacidad para 1,750 personas, Tropicana era una pequeña ciudad, dijo Fox. Había alrededor de 600 empleados –coristas, vendedoras de cigarrillos, barmans y crupiers– para servir y entretener a todos aquellos visitantes.
Los espectáculos eran tan complicados como poner un musical de Broadway cada noche, dijo. La producción, los trajes, la música y los bailarines eran tan espléndidos que el costo semanal de la producción era de miles de pesos, afirmó Fox.
Ella recuerda a Roderico “Rodney” Neyra, el famoso coreógrafo. “Todas sus coristas tenían unas caderas enormes, pero unas cinturas diminutas, diminutas”, dijo.
Hacia 1956, el paisaje político estaba cambiando. Fulgencio Batista, quien era amigo de los dueños de los casinos, estaba perdiendo su control sobre la isla. Fidel Castro, quien no era fanático de los intereses de los “yanquis” o de Estados Unidos en la isla, estaba organizando una revolución.
Una vez que Castro entró triunfalmente en La Habana en 1959, todos los casinos fueron cerrados por el gobierno revolucionario. Al principio la familia Fox contó con cierta protección de que el gobierno confiscara Tropicana. Su padre, Pedro Fox, era amigo de uno de los líderes revolucionarios colegas de Castro, el popular Camilo Cienfuegos.
“El dio a mi papá una foto dedicada para que se la enseñara a los milicianos cada vez que se aparecieran, y ellos se iban”, dijo Fox.
Aparte del temor de perder el club, hubo otros incidentes en esa época, afirmó Fox. El más terrorífico fue un intento de la criada de secuestrarla para pedir rescate. Además, alguien explotó una bomba en el club en una fiesta por Fin de Año para espantar a los clientes, quienes salieron huyendo.
Pero cuando Cienfuegos murió en un sospechoso accidente de aviación, las cuentas de banco de la familia Fox fueron congeladas. “Los ricos fueron declarados gente malvada”, dijo.
Ellos huyeron de Cuba a Estados Unidos, dejando atrás su amada joya, Tropicana, la cual sigue operando hasta hoy en día, administrada por el gobierno.
Su tío murió sin un centavo en 1966, en una casita en Beacon Boulevard en La Pequeña Habana; su padre falleció en 1973. En cuanto a Fox, ella dijo que su experiencia de infancia contando lo que había ganado en las máquinas tragamonedas para niños le vino bien en la vida más adelante. “Yo creo que fue por eso que me dediqué a la matemática”.
Y ahora que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos están en camino a la normalización, ¿tratará ella de reclamar el famoso Tropicana?
Sólo el terreno, no el negocio dijo.
“Hasta el día de hoy, sigo furiosa de que Tropicana les fuera robado a mi tío y a mi padre, quienes trabajaron tan duro para crearlo. Ellos nunca se recuperaron de la pérdida del club nocturno. Nunca fueron los mismos”.

TOMADO DE: Luisa Yánez
lyanez@miamiherald.com

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Emilio Lledó: “Ojalá este domingo regrese la decencia”

“Ahora más que nunca recomiendo la filosofía a cualquier joven”, dice el ganador del premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades

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Emilio Lledó
Emilio Lledó, premio Princesa de Asturias de Humanidades. / BERNARO PÉREZ
Al bajar del vehículo, el taxista ofrece como cambio de la carrera hasta casa de Emilio Lledó, en Madrid, un billete de cinco euros. No hubo más remedio que devolverlo. A rotulador, en uno de los reversos, todo el valor que pudiera tener, lo ensombrecía una esvástica pintorrajeada y una frase: “Muerte al Islam”. Qué pertinente shockpara visitar al maestro el día en que le habíanconcedido el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades y allí mismo preguntarle: ¿A qué se debe tanta rabia?
“A la ignorancia”, respondía, sin dudar, en uno de los butacones de su casa forrada por alrededor de 10.000 libros. “A la ignorancia que es sinónimo de violencia, no entiendo por qué tenemos que vivir rodeados de tanto odio”. Para combatirlo, sirva de ejemplo en qué se encontraba imbuido el sabio, sereno profesor y académico, cuando ayer por la mañana recibía una llamada de Oviedo, sobre las 10, comunicándole que había recibido el galardón. “Estaba trabajando en una conferencia que debo dar en la Casa del lector esta tarde —por ayer— sobre la felicidad”.
No a modo de autoayuda, sino tras 40 años de gozosa relación con Epicuro. “Fue cuando escribí mi ensayo sobre su filosofía. Ahora, de regreso a él, he querido revisarlo a fondo. Yo he cambiado mucho, pero sin embargo su pensamiento sigue intacto: indaga sobre el saber como una forma de abordar la vida en contraposición a Platón, que concibe la filosofía como una manera de afrontar la muerte. Epicuro nos quiere transmitir la existencia como sinónimo de esperanza, de futuro, de verdad, como una aventura que nos aleja del miedo a la muerte si la hemos vivido con decencia”.
Este último término se ha convertido hoy en una quimera para quien lleva toda la vida dotando de corazas éticas, de armas nutridas en la vitamina de la sana conciencia a sus discípulos, vengan de donde vengan. “Con que muestren curiosidad y pasión, me vale. Pocas veces he visto tanta como la que me demostraban los emigrantes andaluces que llegaban a Alemania en los años 50. Entonces yo estaba dando clases en Heidelberg y les enseñaba gramática del idioma en el que se tenían que desenvolver. No sabes cómo lo agradecían. Más cuando nadie les había instruido jamás en gramática española”.
Lo hacía en las tabernas del centro, desinteresadamente, con esa conciencia de codo con codo que le ha guiado tantas veces en la vida, desde que naciera en Sevilla hace 87 años. “Eran gentes admirables; me merece todo el respeto aquella parte de la población que agarraba una maletucha y se largaba a un país ajeno al suyo a ver qué les deparaba la vida. Para que luego digan de mis paisanos del sur lo que a veces declaraba ese tal Pujol, acerca de su vagaría y los subsidios. Allí le quería haber visto yo”.

Libros y premios para un pensador

Unos meses después de recibir los premios Nacional de las Letras, Antonio Sancha y Pedro Enríquez Ureña, el filósofo Emilio Lledó logró ayer el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Es autor de libros esenciales como Memoria del logos o Lenguaje e historia. Acaba de publicar Palabra y humanidad.
Volviendo a la decencia… Para Emilio Lledó, aquellos emigrantes la encarnaban como nadie. Y se hace urgente recuperarla: “Ojalá este domingo regrese precisamente eso, la decencia. Debemos votar por ello, sería una bendición que nos ayudaría a cortar el paso al engaño, la falsedad, resultaría toda una venganza contra los prepotentes”.
No comprende el pensador por qué se ha torcido y retorcido el verdadero eje de la política. “Para mí sigue resultando válido lo que Aristóteles resaltaba como gran característica de quien se dedique a ella considerándola servicio público. Una tarea para hombres decentes”, propugnaba el filósofo hace 24 siglos. “Sin embargo, ahora, está en gran parte en manos de lo contrario y, además, esa falta de virtud se exhibe con poder. Lo que debería ser la política se ha transformado en estupidez y chulería nauseabunda”.
De una habitación a otra, en la penumbra de su casa, el eco del teléfono retumbaba sobre las paredes forradas de tratados y las mesas plagadas de ensayos o discos, entre los que sobresalían algunos del pianista Glenn Gould. En los escasos huecos que dejan los libros bien toqueteados o los nuevos —como el último que acaba de recibir suyo, Palabra y Humanidad, recién editado en Oviedo por KRK—, asomaban retratos de familia y dibujos de sus nietas.
Palomas de la paz albertianas, esbozadas con la inocencia de quien desea arrancar una sonrisa al abuelo. “Cuando esto era una casa”, comenta un Lledó desbordado ayer de afectos, “en la mesa del comedor, se comía. Ahora sólo sirve para que ésta engulla los libros que no tengo donde meter”. Hace seis meses ya ganó el Premio Nacional de las Letras
Manuales útiles para aprender lo que don Emilio considera una de las carreras más útiles y con más salidas del mundo: la filosofía. “Así lo creo. Ofrece herramientas y bagaje para pensar de manera amena lo que uno acabe opinando. La filosofía, como el río de Heráclito, fluye con cada momento y nos enseña a interpretar la sociedad en que vivimos. Yo la recomiendo ahora a cualquier joven más que nunca”.
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    ‘This is Orson Welles’

    Un documental para cerrar el mes del centenario del director

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    Como el personaje que creó para Ciudadano Kane, el magnate de la prensa Charles Foster Kane, Orson Welles también escondía surosebud particular, una pieza del rompecabezas de su personalidad que quizá nunca descubramos. Un puzle que, sin embargo, intenta completar el documental This is Orson Welles, dirigido por Julia y Clara Kuperberg, en el que se repasa y analiza la vida y la carrera de este genial cineasta. Un trabajo producido por TCM, que se proyectó hace unos días en el recién terminado Festival de Cannes y que en España se emite en este canal mañana sábado como colofón a un mes de programación especial dedicada al director con motivo del centenario de su nacimiento. This is Orson Welles cuenta con los testimonios de directores como Martin Scorsese, Peter Bogdanovich, el crítico Joseph McBride, el de la hija mayor del genial cineasta, Chris Welles y, por supuesto, la voz profunda y grave del propio Orson Welles.
    En This Orson Welles se habla de una de las grandes aficiones del director: la magia. En efecto, Orson Welles llegó a trabajar en algún espectáculo como mago y solía hacer trucos en las fiestas de Hollywood. Su propia vida fue asombrosa, como los números de un prestidigitador, sacando conejos blancos de una chistera una y otra vez.
    Ya desde niño destacó por su precocidad artística. Le gustaba actuar en obras de teatro y opinar y discutir con adultos sobre música y arte. A los veinte años había montado obras de Shakespeare en Nueva York y era, además, una voz habitual de los seriales dramáticos de diversas cadenas de radio. Una noche de 1938, su voz anunció que nuestro planeta estaba siendo invadido por extraterrestres. Hubo oyentes que huyeron de las ciudades sin saber que se trataba de una dramatización de La guerra de los mundos, la obra de H. G. Wells. Como reconoce en este documental el propio Welles, “la gente que intentó lo mismo en otros países acabó en la cárcel pero yo conseguí un contrato en Hollywood”.
    En This is Orson Welles el director de Sed de mal cuenta su desembarco en la meca del cine; cómo aprendió a rodar películas viendo una y otra vez La diligencia de John Ford; el rodaje de esa obra maestra absoluta que es Ciudadano Kane, y cómo los productores le apartaron del montaje final de su segundo film, El cuarto mandamiento. “Nunca me repuse de ese ataque”, explica. “Me prometieron que cuando volviera de Sudamérica me iban a dar una moviola y un montador para que terminara de editarla pero nunca cumplieron su palabra. Lo hicieron ellos. Destrozaron El Cuarto mandamiento y yo no conseguí trabajo como director durante muchos años.
    En Hollywood, aún rodaría películas como El Extraño o La Dama de Shanghai. Después buscó dinero en Europa para financiar sus nuevos proyectos. Su fascinación por Shakespeare quedó reflejada en sus adaptaciones de Macbeth y Otelo y, sobre todo, en Campanadas a medianoche, el film que rodó en España, producido por Emiliano Piedra, y que él consideraba su favorito.
    Al hacer balance de su existencia, Orson Welles lo tenía claro. “He perdido gran parte de mi tiempo buscando dinero, tratando de salir adelante. Quise vivir gracias a esas cajas de colores ruinosas que son las películas. Gasté demasiada energía en cosas no relacionadas con el cine. Una película es el 2% de creación y el 98% restante de prostitución. No es una manera de vivir la vida”, decía amargamente. Pero Orson Welles, según se cuenta en este documental, siguió fiel a su amor por el cine hasta su muerte.
    Martin Scorsese es rotundo: “Para nosotros Welles era un faro, un referente de individualidad y de compromiso con el arte por encima de todo”. Y así sigue siendo. Ahora, cuando se acaban de cumplir cien años de su nacimiento nos queda el gigantesco legado de su obra y la inevitable sensación de que su irrepetible genio podía habernos regalado alguna otra obra maestra. Pero gracias a sus películas podemos exclamar, como hacía un personaje enCampanadas a medianoche: “Ay Jesús, Jesús, las cosas que hemos visto”.
    TOMADO DE: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/05/27/actualidad/1432727915_847672.html

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    Hallado un libro inédito de Pío Baroja sobre la Guerra Civil

    'Los caprichos de la suerte' cierra la trilogía del autor sobre el conflicto

    El manuscrito fue encontrado en Itzea, la casa familiar de los Baroja en Bera (Navarra)

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    Pío Baroja (centro) posa durante una reunión con familiares y amigos en su casa 'Itzea', en Vera, en 1955. / EFE
    Con un hombre que viaja a pie de Madrid a Valencia mientras comprueba los jirones de vida que España se ha dejado en la Guerra Civil empieza la novela inédita de Pío Baroja, Los caprichos de la suerte. Con esta obra el escritor donostiarra (San Sebastián, 1872 - Madrid, 1956) cerraba la trilogía de la Guerra Civil española, Las Saturnales, iniciada con El cantor vagabundo y Miserias de la guerra, publicada en 2006. Es el último hallazgo barojiano, encontrado en una carpeta olvidada en los archivos de Itzea, la casa familiar de los Baroja en Bera (Navarra), y que confirma tres elementos del escritor: su obsesión por el conflicto español y las teorías sobre sus causas, la presencia de un amor frustrado, habitual en su narrativa, y su estilo directo y claro.
    Un hallazgo que aparece unos 65 años después de haber sido escrito y que será publicado en noviembre por Espasa, según informaba ayer el diario ABC. El libro tendrá dos presentaciones: la primera es la novela como tal con un prólogo posicional y la segunda en la colección Austral, en edición no crítica pero sí filológica y con un prólogo de José-Carlos Mainer sobre Baroja y la Guerra Civil. Mainer es el encargado de esta edición y de las Obras completas del escritor en Galaxia Gutenberg.
    Los caprichos de la suerte confirma y amplía, según Mainer, “la visión absolutamente negativa de la Guerra Civil. Baroja consideraba que fue una barbaridad y que la culpa la tuvo en buena medida la democratización de la política, y la politización de la sociedad española, incluso la República, donde la gran víctima fue la burguesía”.
    Es parte de la mirada de Juan de Oyarzun, aquel hombre que cruza España a pie, y a través del cual se vislumbra la vida de Pío Baroja. Su gusto por las caminatas y la observación de los paisajes y sus descripciones impresionistas mezcladas de reflexiones. Y su obsesión: la Guerra Civil. A medida que la novela avanza, los tintes autobiográficos también lo hacen. De Madrid a Valencia, de Valencia a París, y luego a América, un viaje que siempre tuvo en mente Pío Baroja.

    Censura del franquismo

    “No hemos descubierto El árbol de la ciencia, ni es una de sus grandes obras, pero sí tiene un enorme interés para completar su trilogía de la Guerra y sus reflexiones sobre la misma”, asegura José-Carlos Mainer.
    Como el mismo De Oyarzun, la trama de la nueva novela tiene tres estaciones, cuenta Mainer: nace y procede de Los caprichos del destino, una novela corta de comienzos de los años cuarenta; se desarrolla y finalmente se hace grande en el libro ahora hallado, Los caprichos de la suerte. De éste nacerán, además, dos nuevas obras barojianas: El hotel del cisne y Aquí, París.
    La novela hallada, escrita entre 1948 y no más tarde de 1952, seguramente fue creada en Madrid, pero apareció en Itzea, en aquel caserón de tres plantas rodeado de árboles que Pío Baroja compró en 1912 a las afueras de Bera y cerca del arroyo de Xantelerreka, en Navarra. Allí, en las carpetas organizadas por la familia, aguardaba esta historia de la cual algo avanzaba ya Miguel Sánchez-Ostiz en 2006 en el prólogo de Miserias de la Guerra: “No hay, que yo sepa, versión final, sino tres paquetes de cuartillas mecanografiadas cosidas con liza, perfectamente publicables porque apenas tienen (o necesitan) correcciones”. Una publicación que el franquismo truncó. Hasta ahora. Cuando en otoño aparezcan Los caprichos de la suerte, se completará el proyecto literario y de pensamiento de Baroja. Si las dos primeras partes están en el marco de la Guerra Civil, la tercera se sitúa a comienzos de la posguerra y de la II Guerra Mundial.
    El original de la novela inédita son unos folios manuscritos de Baroja. Tradicionalmente, el escritor los pasaba luego a alguien para que lo mecanografiara, muchas de las veces a José García Mercadal, según recuerda José-Carlos Mainer. Y no eran cuartillas comunes. A Baroja le gustaba que fueran mecanografiadas de manera apaisada, con lo cual cada línea era más larga y permitía avanzar rápidamente al girar menos el rodillo de la máquina. Son poco más de 200 hojas con muchas anotaciones, apuntes y añadidos, cuya cuidadosa transcripción ha hecho Ernesto Viamonte.
    “Pío Baroja se pasó la posguerra escribiendo sobre la Guerra Civil y ahora se completa su mirada y panorama”, afirma Mainer. Para el catedrático, escritor y crítico, las tres novelas están interconectadas más allá del tema central. Lo más barojiano de Los caprichos de la suerte, cuenta Mainer, es la descripción del viaje inicial “con fuerza e intensidad que no es fácil encontrar en el último Baroja por su enorme sensibilidad del paisaje”. Es la mirada de aquel hombre que desde el centro del país camina y camina mientras ve que la España del ayer sombrío sigue ahí.

    Se completa el corpus de Baroja

    JAVIER GOÑI
    Que existía una trilogía, unos textos inconclusos, que se conservaban en la casa de los Baroja en Bera, siempre se ha sabido. En 1972, año del centenario del nacimiento de Baroja, en una exposición en la Biblioteca Nacional, ya se mostraron algunas cuartillas, fragmentos de esa trilogía. Ya entonces Andrés Amorós quiso publicar ese mismo año un texto hallado y titulado Madrid y la revolución, a cuya publicación se opuso la familia. En la muy útil y documentada Guía de Pío Baroja. El mundo barojiano, que editó el otro sobrino de don Pío, Pío Caro Baroja, ya se hablaba, en el apartado de novelas inéditas, de algunos títulos escritos a finales de su vida —el año que viene, 2016, se cumplen 60 años de su muerte—, donde se encontrarían algunos de estos textos incompletos, confusamente ordenados, y más delicados. Se decía en 1987, año de aparición de esta Guía, que era propósito de la familia “darlas a la lux con un estudio”. Algunos de estos libros se han ido publicando en los diez últimos años en la propia editorial familiar, Caro Raggio Editor, que lleva ahora el hijo de Pío Caro Baroja. Y en 2006 apareció Miserias de la guerra(Alianza) y en noviembre llegará Los caprichos de la suerte (Espasa).
    Es de esperar que la publicación de la novela inédita acabe por completar el siempre vivo y complicado corpus narrativo de un autor que frente a polémicas y leyendas sigue siendo estando vigente. Un escritor siempre vivo y lleno de interés. 
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    Muere el actor Omar Sharif

    La estrella egipcia, descubierta para el cine occidental con 'Lawrence de Arabia', fallece en El Cairo a los 83 años

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    Omar Sharif
    Omar Sharif, en el festival de Venecia de 2009. / XAVIER TORRES-BACCHETTA
    Había tres leyendas que rodeaban al actor egipcio Omar Sharif: su buena mano con las mujeres, sus cabreos homéricos y que sus días empezaban al mediodía. Todas eran ciertos, y todas bien visibles. También sus gustos refinados, su apostura y su pasión por el bridge: esa sabiduría en el vivir y en la interpretación se han acabado hoy en El Cairo, donde la leyenda del cine ha fallecido esta tarde a los 83 años de un infarto de corazón en un hospital del barrio de Heluán, en el sureste de la ciudad, donde llevaba ingresado casi un mes. Según cuenta la agencia EFE, el arqueólogo egipcio y exministro de Antigüedades Zahi Hawas, amigo íntimo de Sharif, explicó al diario Al Ahram que el actor sufría de pérdida de apetito. Su negativa a ingerir alimentos -que provocó un deterioro de su salud, acuciado por su alzhéimer-  llevó a su hospitalización.
    Cualquier entrevista con el ídolo suponía primero esperar a que el protagonista de Doctor Zhivago, Che!, Funny girl, Orgullo de estirpey de docenas de filmes egipcios, el hombre que surgía de la inmensidad del desierto en Lawrence de Arabia, firmara autógrafos a diestro y siniestro: hasta sus últimos días mantuvo su fama mundial. Nacido en Alejandría en 1932, con el nombre de Michel Demitri Chalhoub, el actor empezó en el cine en 1954 con Shaytan al-Sahra. Al año siguiente trabajó con su amigo el gran cineasta egipcio Youssef Chahine en Siraa Fil-Wadi (y fue al festival de Cannes en 1955). En poco más de seis años filmó 18 películas seguidas, y cuando el equipo de David Lean llegó en 1962 a Egipto a rodar parte de Lawrence de Arabia, allí estaba Sharif para encarnar al jerife Alí -personaje conseguido por su perfecto inglés, que para eso había estudiado en la Royal Academy of Dramatic Art de Londres-: su figura se lanzó en el cine mundial. Por ese drama ganó un Globo de Oro y su única candidatura al Oscar. Su segundo Globo de Oro le llegó con su otra colaboración con David Lean: Doctor Zhivago.
    Gracias a su físico, realizó bastantes personajes históricos (el Che Guevara, el zar Nicolás II y Genghis Khan son buenos ejemplos). Su único César, el gran galardón del cine francés, lo ganó con El señor Ibrahim y las flores del Corán en 2003, película que le recuperó para las nuevas generaciones.
    Entre sus títulos más populares están La caída del imperio romano, Y llegó el día de la venganza, El Rolls-Royce amarillo, La conquista del imperio, La noche de los generales, El oro de Mackenna, Che!, Funny girl -en ese rodaje surgió su relación sentimental con Barbra Streisand-, Orgullo de estirpe, La isla misteriosa, Top Secret, El guerrero número 13 y Océanos de fuego.
    Sharif hablaba un español preciso: cuando ganó algo de dinero trajo a su familia a Madrid, y hasta la muerte de su madre, en 1998, el intérprete pasaba largas temporadas en España. "No he vuelto porque me duele mucho el recuerdo. Aunque tengo sobrinos y sobrinos nietos madrileños", recordaba en el festival de Granada en 2009. En Madrid, en el barrio de Salamanca, aún está abierta latienda de camisas de algodón egipcio Sharif.
    El actor vivió siempre en hoteles, con pocas posesiones, y hasta 2006, como buen jugador apasionado, se movía de torneo en torneo de bridge. Hasta escribía de este juego de cartas en el Chicago Tribune. "Llegué a perder un millón de dólares en una noche. Lo dejé porque me he centrado en mis nietos. Mi hijo Tarek vive en El Cairo, y allí está con sus tres hijos". Aunque siguió trabajando hasta hace unos dos años, cuando le diagnosticaron alzhéimer (sus últimas películas, ambas de 2013, son Rock the Casbah y Un castillo en Italia, de Valeria Bruni Tedeschi), era muy crítico con su carrera. "Doctor Zhivago era mediana, la segunda parte de El señor Ibrahim y las flores del Corán sobraba... Sólo salvaría algunas de mis primeras películas con Chahine y Lawrence de Arabia". Ya no veía cine. "Sólo me atraen en la tele los filmes mudos de Chaplin".
    Nacido cristiano -se convirtió al islam para casarse-, Sharif hablaba mucho sobre el entendimiento entre religiones y al final se definía como ateo: "Aunque soy bondadoso y cuando las cosas me iban mal Dios me ponía películas para que volviera a ganar dinero. Sospecho que en España no me entenderían, y en Egipto me matarían". La mujer que logró su conversión religiosa fue la actriz Faten Hamama, a la que hasta su muerte consideró el gran amor de su vida, y con la que tuvo a su único hijo. Con ella se casó en 1955 y se divorció en 1974. Hamama falleció el pasado enero.
    "De mi galanura", confesaba en Granada, donde recibió un premio del Festival de Cines del Sur, "ya no queda nada. Desde 2004 no tengo novia. Bueno, ahora sí, dos de 35 años, una en El Cairo y otra en París, pero quedamos para cenar de vez en cuando. Al acabar nos damos dos besos en la mejilla y cada uno a su casa".
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    CULTURAL / LIBROS

    «Cartas a Véra», de Vladimir Nabokov

    Día 14/07/2015 - 20.03h
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    Lo de Nabokov y Véra fue amor a primera cita. Se conocieron en 1923 y ya no se separarían nunca. Hasta la muerte del escritor, cuando ella dijo: «Alquilemos un avión y estrellémonos». «Cartas a Véra» nos da la medida de esta pasión

    Ya lo dije: los escritores –que no son otra cosa que lectores que escriben– bien pueden proponer al Vaticano la canonización, como santos tutelares, de Francis Scott Fitzgerald y Vladimir Nabokov. El melancólico mártir norteamericano como aquel que enseña con su (mal) ejemplo todo lo que puedes (des)hacer en tu vida, más allá de tu obra, como virtual paladín de la autodestrucción. El extático apóstol ruso, en cambio, como bendita muestra de que se puede ser una víctima de la Historia de su tiempo, huyendo de bolcheviques y de nazis y, aún así, valerse de todo ello para reinventarse y recrearse y renacer hasta alcanzar la inmortalidad habitando un paraíso propio en esa tierra de nadie que es un hotel.
    Fitzgerald, ya se sabe, contó a su lado, como socia en el crack-up, con esa demencial centrifugadora que fue Zelda Sayre. Vladimir Vladimirovich Nabokov (1899-1977), en cambio, tuvo la suerte de conocer y reconocer el gran sentido práctico y dedicación absoluta y complicidad sinestésica (como él, ella podía oír y leer en colores) y ardor de Véra Yeveseyevna Slonin (1902-1991), fan de Fitzgerald, hija de acomodada familia judía de San Petersburgo.
    Nabokov la atrapó y fue atrapado en un baile el 8 o el 9 de mayo de 1923 en Berlín. Esa noche Vera (el acento sobre la «e» vendría después) llevaba su rostro cubierto por un antifaz y le recitó a Vladimir, de memoria, algunos de los poemas del joven pero ya prestigioso escritor émigré que apenas se escondía tras el alias de V. Sirin (nombre de criatura mitológica oriunda de Kiev con cabeza y pechos de mujer y cuerpo de ave). Amor a primera cita, sí. Es a ella (y por ella) a quien se dirige –tras el un tanto decepcionante El original de Laura– este voluminoso tomo que se convierte en una de las piezas claves e indispensables de uno de los autores definitivos del siglo XX.

    Historia de amor

    No es la primera entrega epistolar de este autor sin fronteras. Ya se había disfrutado de despachos sueltos en el desopilante y megalómano y combativo Opiniones contundentes (1973). Y del duelo entre amigos recopilado en The Nabokov-Wilson Letters (1980, corregido y aumentado en 2001 como Dear BunnyDear Volodya: 1940-1971), donde fuimos testigos de la guerra caliente de dos cerebros privilegiados adorándose y odiándose en el nombre de la traducción de Pushkin como excusa perfecta para desencadenar una inevitable Tercera Guerra Mundial entre dos. Y de Vladimir Nabokov: Selected Letters1940-1971 (de 1989), donde el coleccionista de mariposas suelta sobres y misivas para que vuelen a las manos y los ojos de gente como Stanley Kubrick y John Updike y Hugh Heffner y, de tanto en tanto, Véra.
    Por fin, después de muchos años de anunciarlas, aquí tenemos una de las grandes historias de amor de toda la Historia. Un monólogo –recitándose a lo largo y ancho de varios países, entre 1923 y 1977– a la altura de la pasión despertada por una Zina o por una Lolita o por una Ada (Véra destruyó todas sus cartas a su marido por considerarlas «poco interesantes»; aunque es sabido que suyas eran muchas de las cartas firmadas por V. N.) en las que Nabokov se erige como, probablemente, el escritor más felizmente casado de su tiempo. «Ningún matrimonio literario del siglo pasado duró más», precisa el especialista Brian Boyd. Lo que, claro, no impide la ocasional infidelidad y el flirteo en serie con alumnas que sólo parecen servirle a Nabokov para confirmar lo acertado de su elección por esta mujer única. Alguien que –voluntariosa pluriempleada bordeando la esclavitud voluntaria– lo lee. Lo corrige. Lo traduce (suya es la versión de Pálido fuego en su idioma natal). Lo representa. Lo estimula. Lo reproduce convirtiéndolo en padre amantísimo de Dmitri.
    Además, Véra lo lleva de aquí para allá (Nabokov no sabía conducir y las dos veces que lo intentó se las arregló para chocar con el único automóvil en un parking vacío; sus cacerías lepidópteras por moteles a través del «adorable, confiado, soñador, enorme país» han sido recientemente catalogadas en el recomendable Nabokov in America: On the Road to Lolita, de Robert Roper). Lo protege de editores y de cultistas y de biógrafos y de freaks (la mujer solía llevar un pequeño y elegante revólver en su bolso) y de sí mismo (impide que su hombre, desesperado, queme el manuscrito de la novela/nínfula que lo convertirá en ídolo universal y bien pagado).

    La reina blanca

    Véra –como apunta Stacy Schiff en la magnífica biografía que dedicó a la rusa– «no se relajó jamás» porque «me casé con un genio». Y Nabokov premió esa tensión y atención constantes dedicándole todos y cada uno de sus libros (en las ediciones personales añadía iluminados dibujos de mariposas, con nombres como Irídula Vérae y leyendas del tipo «Para Véra, de su captor»).
    Ahora, este libro que llega muy póstumo pero tan vivísimo desde el otro lado de todas las cosas, maravilla por tantos motivos: primero, el amor; segundo, la gracia y elegancia del firmante, puesta en evidencia hasta en la más casual de las notas; tercero, el modo en que Nabokov se permite ser el más entregado de los románticos proponiendo apodos empalagosos y arriesgándose a caer desde los riscos de la cursilería sentimental para, siempre, en el último momento, hacer una pirueta en el aire y elevarse a lo más alto de su vertiginoso genio. «No puedo escribir una palabra sin oír cómo la pronunciarías tú», dice. Y todo indica que Nabokov no mentía.
    Semejante epifánica confesión no librará a Véra de las detalladas descripciones de una psoriasis crónica, de una infección bucal (con muy nabokoviana descripción del pus incluida), de los efectos de una intoxicación, o de las perturbaciones de ver de cerca el ojo ciego de James Joyce.
    A partir de 1945, las cartas son cada vez menos frecuentes. El motivo no es el fin del deseo sino que, desde entonces, Vladimir y Véra son más que inseparables: son una entidad de dos cabezas. «Entraste en mi vida no como alguien que llega de visita… sino como quien arriba a un reino en el que todos sus ríos te esperaban para reflejarte y todos los caminos aguardaban tus pisadas.»
    Y no hay que olvidarlo nunca: la reina blanca destinataria de todas estas misivas, de pie en la habitación de un hospital suizo donde, a su vera, yacía el cadáver de su compañero de vida –tras despreciar el pésame de una enfermera con un «S’il vous plait, Madame»–, miró a su hijo y, soberana, le ordenó: «Alquilemos un avión y estrellémonos».

    «Cartas a Véra»

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